Los Guaranies

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en el siglo XVI, según parece andaban tambien desnudas o con un delantalto como los hombres. Tanto los taparrabos como los chiripas de hombre y los tipoys de mujer podían tener como adorno alguna banda geométrica tenida de oscuro, Todos iban descalzos Pero para el cuerpo, no solo era cuestión de ropa: había también una serie de adornos. En el siglo XVI todavia algunos jefes se ponian pectorales de bronce o plata traidos de lejanas incursiones por los Andes, y unas espectaculares capas de plumas de colores, que pronto dejaron de usarse. En cambio, durante siglos siguieron en uso algunos tocados y brazaletes de plumas llevados durante las ceremonias. Los hombres también han usado collares de cordel de algodon con plumas o semillas, a veces tan largos que se llevaban. de a pares, cruzados sobre el pecho en bandolera. Las mujeres usaban, además, collares de semillas de colores, huesos, plumitas, calabacitas, vertebras de pescado o piezas triangulares de conchilla, y en las orejas aretes colgantes. Entre los mbyá han sido típicas las soguitas de pelo atadas en brazos, piernas y muñecas. Algunas mujeres llevaban anillos hechos con la cáscara de un fruto de palmera gastado hasta convertirlo en un aro, o sacados de la cola de las iguanas, que además se creia que servían contra las insolaciones, ya que esos bichos aguantan solazos tremendos. Los muchachos dispuestos a casarse se ponian un ramito de flores perfumadas detrás de la oreja y las chicas lo mismo en el pelo o sobre el pecho. Y para estar presentable era imprescindible un buen corte de pelo. Las mujeres lo llevaban largo, pero los hombres se lo cortaban a la altura de las orejas y se rapaban la parte de arriba de la cabeza. Para casamientos y ceremonias religiosas se estilaba pintarse el cuerpo con rayas y puntos de colores (rojo sacado del fruto del urucu, negro de carbón y otros tonos conseguidos de varias plantas), formando dibujos especiales para cada ocasión.