Conversando con McGonagall sobre visitar a Arabella Figg
McGonagall dejó de revisar la tarea que les había dejado a sus alumnos para sus vacaciones de verano. Maldijo para sus adentros por algunos de los errores ortográficos más estúpidos que todavía cometían los alumnos de quinto año. Enserio la ortografía era espantosa y ni siquiera quería empezar a pensar en los colores de tinta que estos llegaban a usar a veces.
Cuando McGonagall oyó el "ping" que le avisaba de que alguien trataba de comunicarse con ella a través de la Red Flu dejo de prestar atención a la montaña de deberes que había en su escritorio. Al voltear para ver quien estaba en su chimenea, se sorprendió al ver a Severus Snape allí, creyó que algo malo estaba pasando.
-Severus, ¿en qué puedo ayudarte? -preguntó McGonagall curiosamente.
-Minerva, ¿tú conoces a Arabella Figg? -preguntó Snape.
Ella no pudo evitar parpadear sorprendida, siempre debía de haber una razón por la que Snape hacía las cosas; ya que no era de mucho hablar. ¿Qué podía querer Severus Snape con Arabella Figg? No tenía ningún sentido.
-Sí, la conozco Severus. Ella fue miembro de la Orden del Fénix durante la última guerra mágica, - dijo McGonagall dándose cuenta de que eso ya lo sabía él.
-Sí, lo sé. Yo solo quiero saber dónde vive, - dijo Snape yendo al punto, sus ojos incluso a través del fuego estaban fijos en ella con su filosa astucia.
McGonagall siempre se había preguntado qué tipo de animago sería Snape, ya que ellos dos peleaban como perros y gatos la mayor parte del tiempo, especialmente en la forma en que trataban a sus alumnos y cuando quitaban puntos.
-La pregunta es, ¿por qué? ¿Qué es lo que quieres con Arabella Figg, Snape? -preguntó McGonagall, sus ojos verdes brillaban llenos de curiosidad.
-Minerva, ¿por qué no puedes contestar una simple pregunta sin hacer otra? -se quejó Snape.
La curiosidad ciertamente no mató a este gato, eso era seguro. Honestamente ella era peor que Dumbledore al querer saberlo todo.
-Después de estar dando clases todo el día, me gustaría conversar tranquilamente con un colega, - dijo McGonagall, lo cual en realidad era muy cierto.
Ella buscaba cualquier excusa para aplazar seguir revisando tareas, solo estaba a la mitad de la de los de quinto año y aún le faltaba las de otros años. Además, McGonagall temía revisar la tarea de Hermione Granger, esta era un metro y medio más larga de lo que ella había encargado.
-Entonces, ¿por qué no vas a hablar con Dumbledore y te dignas a responder a mi pregunta? -dijo Snape, él no era una persona muy sociable por naturaleza. No podía recordar la última vez que le había pedido algo a McGonagall. Seguramente era por eso que ella tenía tanta curiosidad ante su petición.
McGonagall no pudo evitar fruncir el ceño ante lo que le dijo Snape.
- ¡No quiero hablar con ese anciano demente! ¿Puedes creer lo que hizo? Si yo hubiera estado en esa reunión Severus, le habría dicho que estaba muy mal lo que estaba haciendo. Aunque entiendo porque no me invito a las reuniones, - dijo McGonagall, ella enserio estaba muy enojada con Dumbledore y tenía todo el derecho para estarlo.
Snape parpadeó a través del fuego, nunca la había visto tan enojada con la vieja cabra loca. Esto era muy curioso, esto podría significar que McGonagall no estaba de acuerdo con lo que Dumbledore le hizo a Harry.
- ¿Que te ha hecho quitarte las gafas y ver que tu mundo no es de color de rosa, Minerva? -preguntó Snape.
Ella no pudo evitar resoplar ante lo que le dijo, aunque no podía negarlo siempre le divertía este hecho. Snape tenía una peculiar forma de hablar y ciertamente eso lo hacía único en su clase.
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Dispuesto
FantasyHarry Potter desapareció a los 9 años de edad y todo el mundo mágico lo estuvo buscando por siete años, ahora tiene diecisiete años cuando al fin lo hallan pero todos se sorprenden al ver qué Harry no quiere hacer lo que le piden. Resulta que Harry...