Capítulo 34

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Descubriendo el secreto de Voldemort

Snape observó al aristocrático mago levantarse, divertido por lo lento que caminaba y ciertamente no era la salida dramática normal que Lucius Malfoy podía hacer dondequiera que estuviera. Al menos, con la excepción de cuando estaba en compañía del Señor Oscuro por supuesto.

Se empezó a preguntar si Lucius se derrumbaría y le diría él porque estaba tan desesperado como para venir a buscarlo. Había pocas dudas de que Lucius estuviera frenético, pero él no tenía la suficiente curiosidad como para seguirle el juego al astuto rubio oxigenado. En ese momento alguien más tocó a su puerta, simplemente agitó su varita y permitió la entrada a quien estuviera del otro lado. No se sorprendió como debió haber estado por el hecho de que Narcisa y Draco estuvieran aquí. Ahora todo tenía sentido iban a huir todos y Lucius quería darle información para ayudar en la guerra por temor a ser encontrados por el Señor Tenebroso. Snape resopló internamente, tenía que admitir que era una decisión inteligente.

-Padre... ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó Draco tranquilo, mientras sus azulados ojos reflejaban terror.

Todos notaron cómo se ponía protectoramente delante de su madre, tratando de mantenerla a salvo de su propio padre. Debería haber sabido que al haber retirado esa cantidad de Gringotts no pasaría desapercibida, pero había esperado en vano un indulto. Ni siquiera había tenido la oportunidad de buscar propiedades en otros países como le había sugerido su padrino Severus. Ahora no tenía forma de llevarla a un lugar seguro y mantenerla lejos de toda esta guerra.

-Cálmate, Draco -dijo Lucius con el corazón dolido por la reacción de su hijo, ¿le había dado la impresión de que alguna vez los lastimaría? Parecía ser el caso, por la forma en que su hijo protegía a su madre.

- ¿Por qué estás aquí? -demandó Draco impaciente.

-Draco quiero que vayas y recojas tus cosas de inmediato. Narcisa, ¿puedes acompañarlo? Nos reuniremos todos en el vestíbulo principal lo antes posible, hay algo que necesito terminar de hablar con Snape. No Draco, lo digo enserio, vayan los dos por favor -dijo Lucius, no iba a permitir que su hijo intentará exigirle una explicación, no esta vez.

- ¿Por qué? -preguntó Draco impasible, aun no quería irse de Hogwarts.

-Ve -dijo Lucius sus ojos brillando de molestia.

Maldita sea, si hubo un momento en el que alguna vez quiso golpear a su hijo era ahora mismo. Tuvo que evitar darle un buen golpe en la cabeza, para que se tratara de concentrar en él sólo por un minuto.

-Vamos hijo -dijo Narcisa viendo a su esposo perder más el control de lo normal, especialmente cuando se trataba de su hijo.

Con una fuerza que no parecía tener, sacó físicamente a su hijo de la habitación. Todo un espectáculo, ya que su hijo se cernía a ella y ella también era alta. Todavía estaba pensando en qué diablos podría estar tramando su esposo.

Snape observó toda la escena impasible, un poco irritado de que todos estuvieran en sus aposentos. Tenía otras cosas que debía hacer, su mundo ya no giraba en torno a ellos, al menos ya no. No, era Harry el que ahora era su mundo y lo había sido durante mucho tiempo sin que él se diera cuenta. Él mismo sólo se dio cuenta de lo mucho que le importaba cuando un día su pequeño simplemente no regresó. Por muy estúpido que haya sido, parecía como si al menos hubiera aprendido esa lección en particular.

-Tengo cosas que necesito hacer, Lucius -dijo Snape, queriendo que se fuera sin decir nada. Estaba seguro de que Lucius se daría cuenta, pero este se volvió hacia él luciendo más derrotado y desesperado si era posible.

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