Encuentros
McGonagall acababa de terminar de calificar la última tarea de los de séptimo año cuando alguien llamó a la puerta de su salón de clases. Había estado esperando una hora para que aparecieran Hermione Granger y Draco Malfoy. Sin duda habían estado en clase, Granger había aparecido de inmediato si no fuera el caso. Al colocar la tarea calificada con las demás, realmente debería terminar de trasladar todo a su nueva oficina.
O mejor dicho a la oficina de la directora, le tomaría un tiempo acostumbrarse a esto eso era seguro. No solo eso, iba a tener que contratar a un nuevo maestro de Transformaciones para que la reemplazará y designar a un nuevo Jefe de casa Gryffindor. Flitwick o Sprout, uno de los dos les pediría que fuera su subdirector. Por supuesto, si aceptaban harían todas las demás responsabilidades que conllevaba el cargo.
-Adelante -dijo McGonagall sombríamente, dejando la pluma en el tintero. Se sentó más erguida esperando a que esos dos alumnos entrarán.
- ¿Pidió vernos profesora McGonagall? -preguntó Hermione mientras entraba y detrás de ella venía un Draco Malfoy frunciendo el ceño.
-Si lo hice. Por favor, cierren la puerta y tomen asiento -dijo McGonagall observándolos fijamente y preguntándose si podrían asumir las tareas que les iba a pedir que hicieran.
- ¿Ha sucedido algo? -preguntó Draco frunciendo el ceño.- ¿Está todo bien con el profesor Snape?
Draco estaba preocupado por su propio Jefe de casa y padrino. No todos los días lo llamaban misteriosamente a la oficina de la profesora McGonagall, después de todo ella estaba a cargo de los Gryffindors y no de los Slytherins.
-No señor Malfoy, todo está bien o tan bien como podría estarlo en este momento. Tengo algo que pedirles a ambos, no es algo que deba aceptarse a la ligera. No duden en decir que no si sienten que la tarea es demasiado monumental para ustedes dos. Especialmente con sus EXTASIS de este año, hay otros estudiantes a los que puedo pedirles este favor -dijo McGonagall tranquilamente.
- ¿Qué favor? -preguntó Hermione sentándose más erguida, sus ojos marrones brillaban de anticipación por poder hacer algo.
Desde la reunión de la Orden se había sentido tan enferma, el periódico no les había dicho ni la mitad de lo que le pasó a Harry Potter. Apenas podía concebir que su tío lo hubiera apuñalado, en la familia se debían amar los unos a los otros. No tenía tíos o tías, pero si imaginaba que habrían sido como sus padres. Ginny había ido directamente a su cuarto completamente en shock, se había negado a ir a la enfermería cuando ella se lo sugirió.
-Necesito a alguien que se haga cargo temporalmente de las clases de Pociones y Transformaciones, solo será con los de primer y segundo año. Por supuesto que recibirán créditos extra y de que esto les puede servir como experiencia laboral. Además de que con mucho gusto les haré una carta de recomendación para cualquier carrera que quieran ejercer -dijo McGonagall tratando de explicar lo menos posible porque necesitaba su ayuda.
- ¿Pociones? -preguntó Draco curioso.
¿Por qué su padrino necesitaba de alguien que se hiciera cargo de sus clases? Tenía tantas ganas de preguntar, pero era un sangre pura y se abstuvo de hacerlo.
- ¿Por qué necesita de alguien que se haga cargo de las clases? -preguntó Hermione sin comprender. ¿Tenía algo que ver con la Orden? ¿Con el juicio de Dumbledore? Pero si ese fuera el caso, ¿por qué sólo dos clases?
Draco le lanzó una mirada de incredulidad a Granger por su pregunta, ella no debería estar haciendo preguntas como esa. Eran sus profesores no sus iguales y no tenían que responder a preguntas como esa. Estaba hablando con McGonagall como iguales, era como si le estuviera hablando a Dumbledore o como si fueran mejores amigas.
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Dispuesto
FantasíaHarry Potter desapareció a los 9 años de edad y todo el mundo mágico lo estuvo buscando por siete años, ahora tiene diecisiete años cuando al fin lo hallan pero todos se sorprenden al ver qué Harry no quiere hacer lo que le piden. Resulta que Harry...