Capítulo 1

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Encontrando a Harry Potter

Albus Dumbledore llevaba años solicitando que se le permitiera ver el registro confidencial de Harry Potter. Incluso siendo el Jefe de Magos del Wizengamot no le sirvió de nada; nadie tenía permitido verlos, ni siquiera el Ministro de Magia.

Tenías que haber hecho algo muy grave o a gran escala para que se pudieran ver los registros, no importaba si se usaba o no dicho registro.

Todo registro confidencial contenía el tipo de sangre del mago o bruja, su fuerza mágica, todo episodio de magia accidental conocida o no y su firma mágica; dicha firma mágica de cada quien era única. Los bebés al nacer ya sean en San Mungo o al entrar a Hogwarts; en caso de los nacidos de padres muggles, se extraía un podo de su sangre, se registraba su fuerza mágica y también incluso la firma mágica la cual era incrustada en una tira de pergamino de papiro, dicho pergamino dura muchísimo más que un pergamino común, el pergamino de papiro fue descubierto en los tiempos posteriores a los Fundadores.

Le tomó a Dumbledore alrededor de 6 años averiguar en qué lugar se encontraban guardados los registros confidenciales y otro año más para descubrir las protecciones y los hechizos que resguardaban dicho lugar.

Debió de haber estado agradecido ya que hubo un tiempo en que dichos registros se encontraban en lo más profundo de Gringotts, luego durante la guerra mágica contra Grindelwald, el Ministro de Magia de ese tiempo se exasperaba por tener que viajar hasta allí cada vez que se cometía una traición; así se le decía cuando alguien se unía al lado de Grindelwald.

Los registros fueron cambiados de lugar y con la ayuda de los duendes el lugar fue asegurado, por supuesto todo esto con un muy buen precio hacia los duendes los cuales ni siquiera se pudieron negar.

Entonces un día como cualquier otro a Dumbledore se le vino a la mente una idea, todo esto se debía porque días atrás vio como un elfo doméstico se aparecía en Gringotts en nombre de su señor; los elfos domésticos podían atravesar las protecciones sin ser detectados. Por supuesto no tomaría el riesgo de que alguien se enterara de su plan o sino enfrentaría una sentencia muy larga en Azkaban, así que no le quedaba de otra él tenía que usar a su propio elfo doméstico; debido a que a los elfos domésticos de Hogwarts se les había dado muchas libertades para poder confiar plenamente en ellos o de que estos mantuvieran la boca cerrada.

-Bumble-. Exigió Dumbledore llamando así a su elfo doméstico, con la emoción recorriendo todo su cuerpo.

Al fin sería capaz de poder encontrar a Harry Potter y así comenzar a entrenarlo para luego el chico pudiera enfrentarse a Voldemort, Dumbledore creía fervientemente en las profecías que ni siquiera se atrevía a asestar un golpe contundente cuando se enfrentaba a duelo con dicho mago tenebroso.

- ¿Sí señor? -, preguntó Bumble haciendo así acto de presencia, él era un elfo doméstico muy viejo y había ayudado a la familia Dumbledore durante tres generaciones. Aunque había sido enviado a cuidar una propiedad diferente cuando los Dumbledore habían tenido que mudarse al Valle de Godric debido a que el cabeza de familia de esos tiempos; el padre de Albus había sido enviado a Azkaban. No habían confiado en que el viejo elfo doméstico pudiera cuidar de la pobre de Ariana Dumbledore y a los ojos de Bumble eso significaba que le había fallado por completo a sus señores, pero cuando Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore cumplió la mayoría de edad aceptó los servicios del viejo elfo doméstico.

-Necesito que entres al lugar donde se encuentran guardados los registros confidenciales y me traigas el de Harry Potter-. dijo Dumbledore, su brillo peculiar no se veía por ningún lado, mostrándole al elfo doméstico que su señor hablaba en serio y que esta tarea era extremadamente importante.

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