Capítulo 35

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Cambios

Lucius Malfoy caminaba por los pasillos de Hogwarts, sin tener que ponerse sus máscaras de siempre ya que se encontraba estoico. No obstante, sus ojos brillaban de furia reaccionando a sus emociones encontradas. La tan sola idea de que el Señor Oscuro fuera un sangre sucia le revolvía el estómago. ¡Se había inclinado ante el mago oscuro y había hablado con él con adoración!

Esto no podía estar sucediendo, con los horrocruxes ya había sido suficiente información para que él la pudiera digerir, pero esto... esta fue la gota que derramó el vaso. Su mano se aferró más a su bastón y sus nudillos se pusieron blancos, se obligó a tratar de relajarse mientras se acercaba a su esposa e hijo. Tenía que admitir que las acciones de su hijo lo habían dejado atónito, siempre había asumido que este sabía que los amaba con vehemencia a ambos. Él realmente había arruinado todo, podía consolarse con el hecho de que su hijo no estaba marcado por el sangre sucia si lo que Potter le había dicho era cierto. Por otro lado, conocer y ver en persona a Harry Potter fue otra sorpresa y casi se había desmayado cuando Snape los presentó.

-Lucius, ¿qué estás tramando? -preguntó Narcisa cuando su marido finalmente apareció ante ellos, decidida a descubrir que pasaba aquí y ahora.

-Aquí no, vámonos -dijo Lucius mientras agarraba el brazo de su amada esposa para poder salir.

-No -dijo Narcisa, su postura mostraba hostilidad y tiró de su brazo hacia atrás.

- ¡Déjala en paz! -espetó Draco todavía con el mismo humor de antes.

- ¡Draco! -advirtió Lucius, extremadamente irritado por la actitud de su hijo.

-No iré a ningún lado hasta que me digas que está pasando Lucius, he pasado por alto todo durante veinte años y ya no más -dijo Narcisa harta de todo.

Desde que se habían casado no había objetado nada y hasta lo habría seguido hasta el fin del mundo. Incluso habría hecho de la vista gorda si le hubiera sido infiel. Por supuesto, ella sabía que era una mujer fuerte y no estaba dispuesta a dejar que eso continuara así. Estaba claro que él podía hacer todo lo que quisiera, mientras que ella estaba atada de manos por su prenupcial.

- ¿Por favor? -suplicó Lucius, rezando interiormente para que su amada esposa estuviera de acuerdo con él.

Necesitaban irse de Hogwarts ya, ahorita estaba demasiado lleno de estudiantes ruidosos y con muchos ojos curiosos que podían informarle al Señor Oscuro de dónde se encontraban.

-No -volvió a decir Narcisa rotundamente, no más juegos, no más excusas.

- ¡Ahhh! Está bien, tengo lista una casa segura para ti y para Draco. Pueden verificarlo con estos papeles, todo lo que necesitaran también se encuentra aquí. Lo único que quiero ahora es que los dos estén a salvo -dijo Lucius rendido, mientras también se señalaba el bolsillo de su túnica y todo apenas en un susurro.

-No voy a ir a ninguna parte -siseó Draco molesto mientras sus plateados ojos brillaban con furia. ¿Por qué hasta ahora su propio padre trataba de interpretar su papel en esta familia?

-Harán lo que les diga -dijo Lucius, viendo fijamente a su hijo ya un poco exasperado por toda la situación.

-Creo "padre" que estás olvidando que legalmente ya soy un adulto y que puedo hacer lo que yo quiera -dijo Draco haciendo énfasis en la palabra "padre". - Además me educaste bien, así que me quedaré en Hogwarts ya que alguien tiene que poner en alto el nombre Malfoy después de que lo arrastraste por el barro.

Lucius no pudo evitar estremecerse una vez más, mientras sentía como poco a poco la ira iba aumentando más.

-Draco no lo entiendes, las cosas están a punto de ponerse serias -dijo Lucius ya molesto.

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