Capítulo 7

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El café burbujeante se sintió calientito en las manos de Taehyung durante esa cita. La música estaba baja en la cafetería del lugar y gracias a la misma lluvia que arremetía a la ciudad, había muy poca gente alrededor.

Era la segunda vez que visitaban la cafetería. Ya habían tomado su primera ronda de café después de que Yoongi encontrara a Taehyung empapado en lluvia.

Luego de eso, fueron a una pista de hielo donde el castaño le enseñó a Taehyung cómo debía patinar.

—¡Es injusto! —Taehyung dijo como un niño pequeño mientras arrugaba su labio inferior y hacía un pequeño puchero—. Tú ya sabías patinar.

—Lo hiciste bien —Yoongi le respondió y sonrió—. Lo hiciste genial. No hay de qué preocuparse.

Pero sí lo había porque por culpa de Taehyung ambos terminaron en el piso y con algunos golpes en su cuerpo.

No era algo de lo que Yoongi se quejó pero Taehyung se sintió demasiado culpable como para no hacérselo saber.

—Fue divertido —le afirmó Yoongi y le guiñó un ojo.

Lo tranquilizó.

Min Yoongi lo calmó con un pequeño gesto.

Entonces él cambió el tema y estableció una pequeña conversación.

Y Min Yoongi, sencillamente, le pareció alucinante.

Taehyung volvió a mirar a su contrario y algo en la compañía que este le daba se sentía especial y el pelinegro lo notó cuando conversaron más de una hora sobre asuntos poco triviales.

Yoongi era mucho más divertido de lo que pensó y toda la timidez por la que él creía se caracterizaba el castaño desapareció de un momento a otro. 

Los pequeños ojos de su cita se perdían un poco cuando este reía y sus dientes pequeños se mostraban con unas encías esplendorosas. La sonrisa de Yoongi también era especial y tal vez, Taehyung llevaba más cinco minutos mirándolo, sólo asintiendo con su cabeza y escuchando sobre la rebelde vida de su compañero.

Porque Yoongi era un chico con dinero, sí, pero producto de la inconformidad ante la falta de cariño que sentía por parte de su familia, había llevado, hasta el momento, una vida bastante agitada con tal de hacer que sus padres se preocuparan un poco más por él. 

Pero ya habían hablado bastante, congeniaban bien y eso, a Taehyung le generaba la duda de por qué alguien que parecía ser tan bonito y genial se interesó en alguien que era tan común como él.

Incluso, a veces también se preguntaba el motivo de que Jungkook lo quisiera conocer si sus palabras no eran especiales, y no iban más allá de una postal.

Pero Min Yoongi en esos momentos lo miraba demasiado. Lo miraba como si él fuese la octava maravilla del mundo.

Y Yoongi, en su alocada mente e hilo de ideas que le expresaba al otro, se perdía y se quedaba mirando a Taehyung por algunos minutos, estudiando su rostro y guardando silencio mientras lo hacía. 

Porque callaba con exclusividad para mirarlo.

Taehyung por una vez en su vida maldijo no haber puesto en su rostro ese maquillaje que Jimin tanto usaba y que más de una vez le le ofreció y que lo hizo también para esta oportunidad, para la cita, pero que se negó a usar.

Por un momento pensó que tenía algo en su rostro y eso lo obligó a pedirle permiso al otro y así ir al baño.

Cuando se contempló en el espejo no vio nada extraño. Sus párpados caídos y diferentes seguían igual y sus lunares se destacaban por sobre todo el resto de su rostro. Sus cejas tupidas esta vez se veían debido a que su pelo se mojó y que él tuvo que llevarlo hacia atrás para no verse tan desastroso y así evitar un espantoso frizz en sus pequeñas ondas.

Nothing to You (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora