Taehyung miró por séptima vez el reloj de la muñeca de su mano. Vestía un abrigo color crema, pantalones negros y una camisa blanca. Tenía, además, el cabello recogido hacia atrás y se preguntaba en ese momento si quizá exageró demasiado con su presentación.
Estaba muy poco convencional para lo que debía ser un simple encuentro fortuito. Porque eran las 4:45 P.M y Taehyung pensó, que todavía era una buena acción no entrar al refugio de animales que estaba cruzando la calle.
La pequeña banca en la que se encontraba sentado era cómoda. El clima estaba agradable y él mismo se sentía parte del ambiente otoñal, pero, no lo iba a negar, sus manos sudaban y su mandíbula estaba tensa, porque, a pesar de lo poco que conocía al sujeto con el hablaba por cartas, la sola idea de conocer a alguien con un interés casi amoroso, le aterraba.
Porque Taehyung era temeroso a las relaciones y ese tal Jungkook le hacía sentir bien incluso sin conocerlo, por eso, más que tener miedo de que esa estrella no vaya a cumplir con sus expectativas, temía que él, como la luna que Jungkook decía que es, no cumpliera con los estándares que el otro podía tener.
A Taehyung le horrorizaba el hecho de no ser lo suficientemente genial para Jungkook, y por eso, ni siquiera sabía si podría hablar con él.
Llevó, sin embargo, un pequeño dije en su muñeca con forma de estrella y luna, que tal vez pretendía regalarle al otro.
¿Por qué lo compró?
Era lo que él mismo se preguntaba en esos momentos si Jungkook era un extraño que conocía únicamente por letras.
Por eso, en los siguientes quince minutos que pasaron, Taehyung pensaba si era correcto acercarse y dar un paso más. Y su cabeza dolía de ansiedad.
Las 5:01 P.M le anunciaron que, si no se levantaba en ese instante, no lo iba a hacer después.
Y lo hizo. Taehyung se aventuró esa tarde de viernes, hace dos años.
Cruzó la calle dejando atrás sus temores y sin pensarlo más, abrió la puerta del refugio para animales situado en la estación central de Seúl.
Quizá él era demasiado puntual, pero no encontró a nadie más que a un anciano acariciando a un perro de gran edad muy cerca de la entrada.
—Bienvenido —dijo una dama que vestía un traje de médico.
Taehyung le sonrió.
De forma inmediata, la atención de Taehyung fue aclamada por un cachorro pequeño, de color negro y café que lloraba.
Tenía unos ojos brillosos y lo primero que pensó Taehyung fue lo bonitos que eran.
El perro guardó silencio cuando Taehyung se agachó y acarició de forma breve con su índice una orejita del cachorro. Era de raza pequeña. No se resistió mucho porque pronto su mano completa estaba acariciando al pequeño que cuando no era mimado, volvía a llorar, y, para un corazón como el del pelinegro, débil por las cosas sencillas, fue facil sentir un contacto especial con el perrito.
—Eres muy lindo —musitó Taehyung mientras hacía una mueca y una pequeña sonrisita cuadrada se mostraba en su boca cuando miraba al cachorro.
Taehyung estaba tan distraído, que no sintió cuando alguien llegó a su lado y le habló con una voz suave pero gruesa.
—Se llama Tan. Yeontan—dijo esa persona, pero Taehyung no miró—. Tiene apenas tres meses. Es muy lindo, ¿no crees?
Un perfume a jazmín llegó a las fosas nasales de Taehyung y eso sí captó su atención. De forma obligada, por su curiosidad, giró su rostro y vio a un hombre con el cabello largo y recogido con una pequeña coleta. Estaba con un traje negro y tenía una sonrisa de oreja a oreja. Unos dientes sobresalían de sus delgados labios y sus lunares destacaban en lo que parecía ser una suave piel.
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Nothing to You (Kookv)
FanfictionKim Taehyung sabe que es prohibido. Admirar las perfectas contorsiones de su rostro, lo es. Creer posible la línea de destellos donde está junto a él, también. Incluso pensar de forma pasional en la maravilla que puede ser sumergirse en su placer...