Kim Taehyung sabe que es prohibido.
Admirar las perfectas contorsiones de su rostro, lo es. Creer posible la línea de destellos donde está junto a él, también.
Incluso pensar de forma pasional en la maravilla que puede ser sumergirse en su placer...
Min Yoongi jamás pensó en encontrar una noche camino a su casa a Taehyung en un puente poco iluminado mientras miraba el lago que yacía debajo.
No dudó ni un segundo cuando se bajó del taxi y corrió hacia el castañito que no se inmutó en mirarlo, pero cuando lo hizo sus ojos brillosos lo delataron.
¿Por qué estaba así?
No era tan difícil de averiguarlo.
Taehyung se sentía mal por no notar el sufrimiento de Seokjin y a pesar de que le dijo que no buscara a Jungkook, él quería hacerlo. Y no podía sentirse bien después de ello.
Y a Yoongi le importó un carajo todo cuando tomó el rostro de Taehyung con sus cálidas manos y pasó sus pulgares por sus mejillas.
—Quizá no debí bajarme, pero no pude ignorarte. ¿Qué sucede Kim Taehyung?
Taehyung guardó silencio.
—Está bien, no sé qué te tiene así, no me digas, pero lo superaremos. Yo te ayudaré —Yoongi dijo y Taehyung en su estado de debilidad hundió su rostro en el cuello de Yoongi —. Lo solucionaré. Sea lo que sea, lo superaremos y...
Yoongi sintió el agarre fuerte de Taehyung en sus brazos.
Entonces lo calmó, con una voz suavecita y dijo en su oído —Serás feliz Taehyung, por lo que más quiero en la vida prometo hacer que seas feliz desde este momento.
Taehyung en ese momento, jamás pensó que Yoongi iba a cumplir su promesa.
Que Min Yoongi, le traería felicidad.
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6 meses después
No fue fácil.
—No puedo creer que Jimin haya conseguido en tan poco tiempo estar en la portada de una revista —Seokjin musita y Taehyung eleva sus labios.
Para Taehyung vivir sin la persona de la estuvo enamorado por dos años y a la que veía día a día, no fue fácil.
—A decir verdad, no me sorprende —le responde —, es parte de su encanto. Siempre consigue lo que quiere.
Sus días no habían sido de los mejores, pero ya no eran insoportables.
Y se debía a alguien en especial.
—Bueno, yo también lograría lo de él si me acostara con mi jefe.
—Yo soy tu jefe, Seokjin.
—Es a lo que quiero llegar.
Taehyung no sentía envidia, claro que no, se alegraba en parte de lo que su hermano había logrado, no obstante, había allí, en un pedacito de su mente, una idea que no lo dejaba tranquilo.
—Jimin se lo merece —Taehyung reprocha a Seokjin quien lo mira sin rechinar mientras beben café en la mañana, antes de que el restaurante abra sus puertas.
