Capítulo 5

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A los siete años, Taehyung fue adoptado.

Los Park siempre le brindaron el amor que buscó y con sus caricias y palabras de amor él aprendió que era posible ser amado incluso si todo lo que tenía que ver con el sentimiento de querer siempre fue para él algo efímero. 

Con el tiempo comprendió que cualquier persona en el mundo puede ser amada. Incluso él, un muchacho con un ropaje débil y sucio de lágrimas marcadas en un hilo en su rostro.

Su mundo cambió completamente cuando fue adoptado, pero, lo más importante es que entendió que podía recibir amor y que él también podía amar.

Por ese motivo él se encariñó demasiado rápido con los Park y gracias a ello su infancia se encontraba marcada en su mayoría por buenos recuerdos. 

Aunque Taehyung tenía en su mente de forma perfecta uno ligado al dolor físico y emocional. 

Una tarde de julio él y su mamá fueron a un parque que en ese entonces quedaba a una cuadra de su casa. Los primeros minutos el se divirtió en los distintos juegos de la plazoleta, pero en un descuido, cayó por una pirámide alta y perdió el equilibrio. Todo el peso de su cuerpo fue directo a su mano izquierda que se quebró. 

Ese día, Taehyung tuvo mucho miedo. 

Miedo de algo tan sencillo como acercarse a su mamá, porque, el único recuerdo que tenía de su Nona era de ella enseñándole una lección sobre lo fuerte que debía ser.

A través de su propia experiencia Taehyung comprendió que cada vez que él cayera, no debía llorar. Tenía que pararse solo y no decirle a nadie. Su Nona le dijo que la vida era difícil y que si quería sobrevivir tenía que aprender a llevar el dolor por sí mismo. Sin nadie más.

Por eso cuando en ese mismo parque su manito comenzó a sangrar, Taehyung no corrió hacía su mamá que en un descuido no lo miraba.

Pero dolía mucho y sus ojos llenos de lágrimas ya no podían retenerlo más.

Entonces explotó en un llanto desgarrador porque nunca le había dolido así su brazo en la vida.

El llanto alertó a la señora Kim que corrió y llegó a su lado.

Tomó a Taehyung en brazos y procuró revisar su mano.

—¡Taehyung, cariño! ¿Qué sucedió? ¿Te duele mucho?

Pero Taehyung no podía dejar de llorar porque sentía que no era fuerte. Que decirle a su mamá Sully todo lo que le dolía su mano no estaba bien porque así lo había aprendido.

Que debía guardarse el dolor.

Y con justa razón le dolía así de mucho si horas después terminó en su brazo un yeso blanco, algo que para él era totalmente nuevo.

Pero Taehyung no habló en todo el procedimiento. Llorar para el pequeño Taehyung era signo de debilidad y por esa razón se castigó evitando decir cómo se sentía.

Cuando la señora Kim y Taehyung estaban en la clínica esperando el alta del pequeño, Taehyung se calmó un poco. Él yacía con la cabeza en el brazo de su madre, escondiéndose. 

Entonces Sully lo apartó y besó su mejilla.

—¿Qué pasa bebé? —le preguntó con una voz suave—, ¿por qué no quieres hablar conmigo?

Taehyung abrió sus ojitos tan grandes como un niño asustado.

No. No era que no quisiera hablar con su mamá adoptiva.

Era que no quería expresar su dolor. Tenía que ser fuerte.

El pequeño Taehyung volvió a refugiarse en lo que pudo.

Nothing to You (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora