Kim Taehyung sabe que es prohibido.
Admirar las perfectas contorsiones de su rostro, lo es. Creer posible la línea de destellos donde está junto a él, también.
Incluso pensar de forma pasional en la maravilla que puede ser sumergirse en su placer...
La primera impresión fue inmediata. Taehyung se sintió demasiado tímido en el momento en que Jimin lo miró con sus ojos color miel de pies a cabezas en la entrada de su casa.
Tenían ocho y nueve años respectivamente.
—Jimin, él es tu nuevo hermano —dijo Kim Sully.
Jimin tomó uno de los pequeños trenes con los que estaba jugando y corrió hacia Taehyung.
—Su nombre es Taehyung. Kim Taehyung —volvió a explicar.
Taehyung no dijo nada, solo se limitó a esconderse en las piernas de su mamá.
Jimin extendió su tren a Taehyung quien no aceptó.
Esa tarde, por más que Jimin intentó jugar con Taehyung, el otro no le hizo caso. No fue porque no quisiera, sino más bien, porque la vergüenza le impedía actuar con normalidad.
A Taehyung, a esa edad, le costaba creer que alguien iba a quererlo y tratarlo como familia.
Porque todo lo que alguna vez había conocido como familia no la había entregado ni una pizca de amor.
Y no fue hasta esa noche en que Taehyung y Jimin tuvieron un encuentro más cercano.
Taehyung no podía conciliar el sueño porque su nueva habitación era mucho más grande, más tenue, más cálida.
Se sentía como un verdadero hogar y no asimilaba del todo aquella situación. Por eso, no podía pegar ni un solo ojo.
Abrió el pomo de su puerta e intentó bajar por la amplia mansión sin miedo.
Una cabellera rubia lo detuvo en el pasillo.
—¿Qué haces? —le preguntó.
—No —Taehyung titubeó al hablar —... No puedo dormir. Perdón.
Entonces Jimin llevó a Taehyung a su habitación en lo que despertaba a su nana para que le prepara una infusión de las que su mamá Sully le daba cuando él no podía dormir.
Taehyung bebió toda la infusión y Jimin no le despegó ni un ojo, se acostó a su lado, y con toda la confianza del mundo, lo abrazó.
—No temas —le dijo —. Desde ahora tu hermano Jimin te protegerá.
Y así, Taehyung pudo dormir con calma el resto de la noche, y el resto de las veladas.
Nunca imaginó que esa promesa se derrumbaría cuando Jimin fingiera ser él y se llevara todo el amor que alguna vez debió tener.
Simplemente, nunca imaginó que Jimin lo iba a traicionar, y de paso, iba a arruinar su hermandad y todo lo que alguna vez su hermano reparó en el pasado.
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Si Taehyung es sincero con sus sentimientos, no es algo que quiera hacer del todo.
El matrimonio de Jimin está a una distancia de dos días y el viaje a Nueva York es todo lo que piensa esa noche.
