·01· La mañana de después.

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Jayden

Miro una vez más las esposas que me tienen atado a una chica rubia de ojos azul ceniza. Y mientras veo como hace todo lo posible por no intercambiar ni una sola mirada conmigo no puedo parar de preguntarme que es lo que hice anoche para terminar en este calabozo.

La noche iba tan bien...

Había gente por todos lados en la casa de los Harrison.

Centenares de personas en el jardín, otros cien en cada una de las cuatro plantas que tiene su casa. Y todas ellas eran personas de prestigio.

Era mi primera fiesta como "nueva estrella" y todo se había ido a la mierda demasiado rápido.

Suspiro y me reacomodo en el único banco que tiene esta celda.

Evelyn

Me giro disimuladamente a ver al chico pelinegro que tengo sentado al lado. De alguna forma, ha encontrado el modo de dormirse en este horrible banco.

Con toda la que nos va a caer encima y él está dormido.

Inevitablemente pienso en mi madre y en lo último que me dijo cuando le conté que me quería mudar a california.

Quieres ser una estrella, pero lo que no saben las personas como tú es que, a veces, pertenecer a esa élite de la sociedad solo trae problemas.

Si estuviera aquí sé que me diría: te lo dije. Incluso puedo escuchar el eco de su voz. diciéndomelo.

Dos muertos.

Eso es lo que pasó la noche de ayer.

Dos muertos y muchos testigos. Entre ellos, el chico que hay a mi lado y yo.

Intento obligarme a recordar que hice, a intentar saber dónde estuve en el momento exacto en el que todo estalló. Pero no puedo.

Lo único que se me viene a la mente es estar hablando con Ash y minutos, tal vez horas, después enterarme de que alguien le ha matado.

Era mi amiga.

No pude haber sido yo.

Aunque no recuerde esa noche simplemente no pude ser yo.

Jayden

Cuando me despierto me llevo la mano que no tengo esposada directamente a mi cuello. Al haberme dormido en tan mala posición ahora me duele como un condenado.

—¿Ha venido alguien? —le pregunto a la chica.

Ella solo me niega con la cabeza.

No me habla.

Me reacomodo, otra vez, a su lado y espero.

Espero mientras pienso en Ash y Luc. Ambos eran actores muy buenos. De hecho, recuerdo como vagamente esa noche hable con Luc para decirle que lo quería como mi próximo protagonista.

Una pena.

Posiblemente nos pasamos unas dos horas más en aquella celda sin que nadie apareciera y sin que ninguno de los dos hablara.

La verdad, no tenía nada en contra de ella, pero si ella no se fiaba de mí tal vez es que yo tampoco debería fiarme de ella.

—Vosotros dos —escucho decir a una voz muy familiar. Mi abogada—. Venid aquí.

Ni la chica rubia ni yo intercambiamos palabras antes de levantarnos. Simplemente lo hacemos y nos acercamos a los barrotes.

—¿Vas a sacarnos de aquí? —le pregunta la rubia.

La caída de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora