·23· El viaje en coche.

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Evelyn

No dejo que la decepción me invada cuando me llega el mensaje de Jayden diciéndome que esté en su casa a las nueve de la mañana en vez de ser él quien venga a recogerme como ha hecho siempre desde que nos conocemos.

Tampoco dejo que me invada cuando al llegar veo a Lexie dejando su bolso en el asiento del copiloto.

No me permito sentirme como la mierda cuando Jayden le dedica una sonrisa cargada de amor por algo que ella ha dicho.

Y mucho menos dejo ver lo destrozada que me deja el hecho de que al darse cuenta de que estoy aquí su expresión facial se vuelva neutral, o lo intente.

Sus ojos están llenos de anhelos y penas. Se nota que sus labios están forzados a quedarse serios y su frente se llena de arrugas.

Me lo merezco. Me merezco esto.

Me lo repito una vez tras otra hasta que llego a la misma altura a la que ellos están.

—Hola, Evelyn —me saluda Lexie, como si estuviera completamente fuera de la ecuación.

Me dedica una sonrisa y después me da un abrazo.

Dejo que me rodee con sus brazos, porque la verdad es que ella no tiene la culpa de nada. Bueno, sí. Solo de una cosa. De querer ver a Jayden ser la persona más feliz del mundo.

Si eso fuera un delito, yo ya estaría en la cárcel por querer lo mismo para Steve.

—Buenas —murmuro, haciendo que solo lo escuche ella.

—He traído galletas para el viaje.

Me guiña el ojo, como si el significado de ese gesto solo lo entendiéramos nosotras dos. Lo que, no creo que sea verdad.

Sin embargo, le sonrío.

Jayden

Me siento una mierda de persona por haberla hecho venir hasta aquí con la maleta y por haberle rogado a Lexie que ocupara el asiento del copiloto, cuando ni siquiera ella quería hacerlo.

Y más todavía me he sentido cuando sus ojos han hecho contacto con los míos.

El alma se me ha caído a los pies.

Rectifico, el alma se me cayó ayer a los pies cuando por fin fui consciente de que lo que nosotros teníamos muy probablemente estaba abocado al fracaso.

La triste verdad es que hay muchas posibilidades de que solo nos queden unos cuantos días fingiendo ser el novio de la chica por la cual me he enamorado y después de eso, ambos seguiremos por nuestro camino.

Como, supongo, deberíamos haber hecho desde un principio.

—Hola —me saluda, cuando pasa por mi lado para dejar la maleta en el maletero.

No intenta detenerme. Ni siquiera intenta decirme algo, cualquier cosa, para que cambie de opinión.

Ese pequeño detalle también me rompe un poco más el corazón. Supongo que es por eso por lo que no le contesto.

Me subo al coche, intentando aparentar normalidad. O la máxima normalidad posible.

Evelyn

Los primeros minutos Lexie intenta hacer que la conversación llegue a un punto neutral, de forma que los tres nos podamos sentir cómodos. Pero sus esfuerzos duran poco, porque enseguida se da cuenta de que Jayden no está por la labor de hablar con nadie.

Ni siquiera con su mejor amiga.

Así que nos sumimos en un silencio tan denso que incluso asfixia.

De todas las posibles situaciones en las que me había imaginado con Jayden, este silencio sepulcral nunca me había parecido una opción.

La caída de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora