·28· El asesino de Luc y Ash.

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Evelyn

No lo había aceptado.

Lo sé en cuanto me subo al bus que, por alguna extraña razón pasa por un pueblo desértico a medianoche.

Antes de este momento pensaba que tenía todo bajo control. Bueno, puede que tampoco eso. Tal vez, lo que tenía a raya eran todas mis emociones.

Sí, claro que pensaba que Jayden podía irse.

Él lo decía.

Pero en el fondo, muy en lo hondo de mi corazón, creo que esperaba que no quisiera hacerlo. Quería creer que sus ganas de quedarse eran más grandes que el dolor que podía estar haciéndole verse en esta situación.

No contaba con que ese dolor fuera tan grande. Con que yo le estaba haciendo todo eso.

Eres como un caramelo envenenado.

No puedo evitar pensar en esas palabras. Una y otra vez. Desde que me las ha dicho han empezado a repetirse en mi cabeza, como un cantico.

Creo que son justo esas palabras las que no me han permitido volver a casa de los padres de Jayden. ¿Cómo iba a volver después de lo que su hijo me ha dicho?

Me subo al bus, todavía con el vestido de la cena y con ninguna de mis pertenencias a excepción de mi móvil, sin pensar mucho en lo que estoy haciendo. Pago al hombre a través de la tarjeta, que la llevo en el móvil y me siento en uno de los asientos traseros.

Obviamente el bus está vacío.

A estas horas y en este pueblo, solo puede haber un tipo de personas interesadas en este bus: las desesperadas. Y sí, yo estoy completamente desesperada por salir de aquí. Tanto, que ni siquiera me he visto capaz de mirar hacia atrás. Ni una sola vez.

Por miedo, eso está claro. Pero ¿por miedo a qué? ¿A que nadie haya intentado detenerme o a que alguien me haya seguido desde el restaurante?

Me pongo los cascos una vez que el señor ha arrancado. Dejo que suenen todas las canciones melancólicas que tengo en mi playlist y cada vez que sale una canción de Songbird la salto.

Es un acto de cobardía, lo sé.

Como casi todos los de esta noche. Pero escuchar canciones de amor, del grupo que ha sido el comienzo de nuestra tapadera todo este tiempo, mientras estoy separándome de la única persona que me ha hecho volver a sentir algo, me parece demasiado incluso para mí.

Jayden

Todo ha pasado demasiado rápido.

Las palabras han salido de mí como cuando en los dibujos se cae un nido de abejas al suelo y salen todas disparadas hacia el responsable de ello. Ellos han sido el pobre niño que lo único que hacía era jugar y que ha tenido la mala suerte de encontrarse con una colmena. Conmigo.

He descargado agujas contra todas las personas que quiero, y lo peor es que sigo sin estar bien. Estoy peor, incluso. Porque el dolor que sentía antes sigue ahí y, además, ahora les he hecho daño a todos.

Pero sobre todo Evelyn...

No puedo parar de ver sus ojos, llenos de dolor, clavados en mí. Es una repetición que tengo en bucle. Como, a cámara lenta, se ha levantado del banco y ha empezado a andar sin mirar atrás.

Como, mientras yo solo podía mirarla a ella, he escuchado a Lexie desaparecer calle abajo también. Como mi hermana ha susurrado algo y Chris le ha dicho: «Tu hermano tiene razón». Como ninguno, ni siquiera yo, ha seguido a Lex.

La caída de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora