Jayden
Llego a casa de Lexie en tiempo récord. Cuando llamo al timbre, es su gemela quien me abre, cosa que no me sorprende en absoluto. Son tan íntimas que el día que decidieron independizarse, lo hicieron juntas.
Y la verdad, es que lo único que me permite diferenciarlas es que las conozco de toda la vida. Si no, en otra circunstancia, podría creer que la chica que lleva su pelo negro recogido en una coleta bien alta es Lexie, en vez de su gemela, Len.
En sus ojos marrones veo la preocupación, lo que me hace pensar que Lexie está mucho peor de lo que había imaginado en un principio.
—Hola Len —intento sonar como siempre, pero la preocupación se apodera de mí—. ¿Está Lexie?
Ella asiente con la cabeza, mientras se aparta de la puerta para dejarme pasar.
—Se ha encerrado en su habitación y me ha dicho que a no ser que seas tú que no entre nadie.
Sonrío con tristeza por lo terca que es mi amiga.
Puede que Len y Lexie se quieran como nadie se va a querer en esta vida, pero cuando se trata de dolor, de ese que te rompe el corazón, Lexie nunca quiere que su gemela la acompañe en el duelo. Asegura que la conoce suficiente como para saber que empatizaría tanto con su sufrimiento que acabaría incluso peor que ella.
Y si algo quiere Lexie, más que nada en esta vida, es que su hermana sea lo más feliz posible.
—¿La has visto encerrarse con comida?
Len se encoge de hombros, lo justo como para que me dé cuenta de que no sabe nada.
—La verdad es que no ha sido con ella con quien he hablado, sino con Chris.
Asiento con la cabeza. Incluso en esta situación sigue mandando a Chris a que le haga el trabajo sucio de dar las malas noticias a su hermana e, incluso en estas situaciones él acepta hacerlo.
Supongo que cuando alguien tiene una conexión como la que ellos dos tienen, da igual lo que haya pasado, si se necesitan van a estar ahí para el otro.
—Voy a por helado entonces.
—Sí, claro.
Evelyn
Debería ir directamente a mi casa, a esperar a que Jayden venga para poder hablar conmigo, pero sé por experiencia propia que un corazón roto necesita más de una y de dos conversaciones. Así que, con suerte, en dos horas estará en mi casa.
Es por eso por lo que acabo en el hospital, otra vez en la habitación de Steve. Necesito contarle lo que ha pasado. Necesito que él me diga lo que yo no soy capaz de decirme.
Cuando entro a la habitación, para mi sorpresa, me lo encuentro de pie terminando de firmar unos papeles.
—Justo a tiempo, Lyn —dice, acompañándolo de una sonrisa.
—¿Qué haces levantado? ¿Qué firmas?
Lo inspecciono de arriba abajo, preocupada. Aparentemente tiene buen aspecto, aunque no acabo de fiarme.
—Me han dado el alta. Aquí no les queda mucho que hacer conmigo.
—¿Ya? —Pregunto, sorprendida—. Pensaba que te tendrían más tiempo aquí.
—Lyn son solo un par de huesos rotos.
—Aun así.
No soy una persona que se ponga histérica por cualquier cosa, pero Steve sí consigue sacar esa parte de mí. Esa necesidad de saber que está bien en todo momento.
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La caída de las estrellas
Romance«El asesinato que lo cambió todo.» - Evelyn y Jayden pertenecen al mismo mundo: al de la fama. Sin embargo, no tienen nada que ver el uno con el otro. O por lo menos no lo tenían hasta que estar en la fiesta equivocada, en el momento equivocado y co...