Evelyn
Casi me atraganto con el café después de escuchar su pregunta. Casi.
Levanto la cabeza lentamente y me fijo en su sonrisa, en su maldita sonrisa. Me encantaría poder arrancársela de la cara y chafarla hasta que no quedara nada. ¿Por qué tiene que sonreír así?
La odio.
La odio, la odio y la odio.
—Yo no quiero llegar a ninguna base contigo —le digo muy despacio, lo suficiente para que entienda cada una de mis palabras.
Él se lleva una mano al corazón y mientras se deja caer en su silla hace ruidos raros con la boca. Creo que está intentando simular algo rompiéndose.
—¿Has escuchado eso, Evelyn?
—Alto y claro.
—Pues que sepas que ha sido mi corazón rompiéndose.
Una sonrisa lucha por salir de mí, pero la contengo antes de que sea demasiado tarde y él crea que ha ganado.
—Un corazón rompiéndose no suena así, Jayden.
Él se recoloca en su asiento y me pone una mueca.
—Tienes que dejar de ser tan aguafiestas.
—Lo siento, creo que es tu tremenda felicidad lo que me provoca dolor de cabeza.
Y aunque él sonríe como si nada, yo hablo muy enserio.
Venga ya, nadie es tan feliz. ¿No?
Pero cada segundo que paso con él más confirma mis sospechas de que, al parecer, él sí puede ser así de feliz.
—¿Es por eso por lo que no quieres contarme tu historia?
Pienso en Jack. En el maldito Jack.
No hay mucho que contar aparte de que se fue.
Se fue, se lo llevó todo y yo me quedé sola y vacía.
—Deberás ganártelo —le digo, sin embargo.
—¿Ah sí? —Esto parece interesarle mucho más.
—Sí.
—¿Cómo? ¿Dónde? Dime qué quieres de mí.
Dejo mi taza de café terminada sobre la mesa y saco mi móvil para dárselo a él.
—Dame tu número.
—¿Solo eso? —parece decepcionado.
—Solo eso. —Hago una larga pausa antes de añadir—: De momento.
Esas dos últimas palabras le devuelven el ánimo. Así que coge mi móvil y escribe su teléfono con una sonrisa en la cara.
—Nos vemos pronto, amor mío —le digo, remarcando esas dos palabras, para que entienda que van en tono de broma.
Jayden
Han pasado dos días desde aquello. No ha habido ninguna llamada, ningún mensaje, nada. Dos días y no sé nada de ella.
Se acuerda de que la policía nos vigila, ¿verdad?
Salgo del estudio de grabación, un día más frustrado con que nadie me convenza para ser mis protagonistas. Luc y Ash eran perfectos, pero algún desalmado los mató y ya no están.
—¿Mal día? —me pregunta Lexie, que ha aparecido de la nada.
—Evelyn sigue sin llamarme y ningún actor me parece lo suficiente bueno.
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La caída de las estrellas
Romance«El asesinato que lo cambió todo.» - Evelyn y Jayden pertenecen al mismo mundo: al de la fama. Sin embargo, no tienen nada que ver el uno con el otro. O por lo menos no lo tenían hasta que estar en la fiesta equivocada, en el momento equivocado y co...