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Komori se apresuró adentrarse a los vestuarios y ser el primero en ir a las duchas, además de ir a cambiarse lo más rápido que pudo, su práctica duró más de lo que pensó que duraría

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Komori se apresuró adentrarse a los vestuarios y ser el primero en ir a las duchas, además de ir a cambiarse lo más rápido que pudo, su práctica duró más de lo que pensó que duraría. Incluso más que el juego de Kanoka-chan.

Antes de colocarse los zapatos le estaba escribiendo a Kanoka para decirle que se retrasaría un poco y que se disculpaba por eso por adelantado.

—¿Y a dónde tan apurado?

—Voy tarde a una salida —dijo Komori tomando su bolso y guardando su teléfono en el bolsillo de su pantalón.

Ya estaba listo, al menos olía bien y estaba presentable.

—O vas a una cita —interrumpió Suna levantando su vista de su teléfono—. Di la verdad.

Komori solo miró de mala gana a su amigo.

—Eso es imposible, Amanai Kanoka-san no está aquí —habló esta vez Sarukui.

Al escuchar eso Komori tragó en seco, pero se relajó enseguida porque ninguno debe saber que ella está jugando en la ciudad o eso espera...

—Error, Amanai Kanoka-san está aquí —volvió a hablar Suna y mostró su teléfono al equipo—. Tuvo un juego hoy, en nuestra ciudad.

—¡¿Qué?! —exclamaron la mayoría de sus compañeros.

—¿Sí estás saliendo con ella? —se asombró Sarukui— ¿Y cómo?

—¡Que no! —respondió Komori molesto—. Solo somos amigos y nos vamos a ver. Eso es todo.

—Ajá, amigos.

—¿Eso fue sarcasmo? —se ofendió Komori— ¿Por qué no me creen? Solo somos amigos... Lo que dicen esas personas en Twitter es mentira, no hay nada romántico ahí, nada de nada ¡Cero! ¡Nulo! ¡¿Por qué no pensaban los mismo con Hinata y Kageyama?! Esa par se visitaba una vez al mes ¿Y por qué no del menor de los Hirugami y Hoshiumi? Él hizo una entrevista por Korai.

La mirada que le dirigió su mejor amigo fue de las más grandes caras largas que ha dado en su vida.

—Te lo diré por una simple razón: ustedes son un hombre y una mujer. Ahí te la dejo.

—¡Ay, púdranse todos! —expresó él a punto de salir.

Suna le mostró una sonrisa cerrada.

—¿No puedes decir una mala palabra?

—Vete a la mierda, entonces.

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