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¿Saben ese momento en donde te sientes obligado a hacer algo en contra de tu voluntad? Pues al principio Komori pensó que así sería ese beso, pero no

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¿Saben ese momento en donde te sientes obligado a hacer algo en contra de tu voluntad? Pues al principio Komori pensó que así sería ese beso, pero no.

Tampoco fue el típico de las mariposas en el estómago como dicen que se siente en televisión, pero algo era algo.

Lo malo fue que Komori no supo cómo reaccionar al instante.

Claro que cerró los ojos, pero hasta ahí quedó su razonamiento. En serio, el cerebro no funciona cuando se está nervioso.

Duró como tres segundos para acoplar su cuerpo con el de Washio y acercar sus manos al cuerpo de su compañero.

El beso fue profundo, tal vez un poco desordenado y ansioso; pero no estuvo mal.

Cuando se separaron Komori se limitó a sonreírle a Washio, pero luego pensó que no estaría bien hacer eso.

¿Tal vez solo darle una sonrisa gentil estaba mal? No quería parecer que era por compasión.

Por eso mismo volvió a besarlo y no supo si fue mala o buena idea en realidad. Porque la cosa que estaba pasando entre ellos en ese momento lo que hizo fue subir.

Pasaron de un beso torpe como si fuese su primera vez tocando los labios de alguien más, a estarse prácticamente comiendo la boca.

Hubo una mordida y hasta tuvieron que separarse un momento para poder tomar aire. Y a pesar de que a Komori le estaba gustando, también se estaba sintiendo un poco culpable.

Una cosa es intentar y la otra es aprovecharse de la situación. Si esto subía más de tono Komori tenía que parar.

Si hubiese querido tener sexo hubiese ido a un bar y ya, no estar utilizando a la persona que le prometió que iba a intentar formalizar una relación.

Aunque los besos y las caricias lo hacen todas las parejas.

Y Washio le había preguntado antes de poder besarlo.

Fue dulce eso, a decir verdad, porque no se lo pregunto una sola vez y hasta que Komori no estuvo convencido no hizo nada.

Ah, cada vez esto es más complicado de lo que pensaba Komori.

Y otra vez estaba esa palabra... Está empezando a detestarla.

Cuando sus cuerpos estaban más cerca hasta más no poder y sus alientos se mezclaban entre ellos, Komori susurró:

—Hey, yo creo que...

—¿Qué están haciendo?

La voz de Suna los asustó a los dos de tal forma que se pegaron contra la frente del otro.

Komori se iba a morir de la vergüenza en ese momento.

—Nada —respondió Washio.

—Al parecer reforzando la amistad.

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