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Pudo haber visto cómo el balón caía donde exactamente quería que estuviera, pero no

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Pudo haber visto cómo el balón caía donde exactamente quería que estuviera, pero no.

Komori lo agarró a último minuto.

Él siempre predecía las jugadas con rapidez y levantaba el balón sin dudar.

Cuando conoció a Komori Motoya pensó que era esa clase de persona que es amable y simpática por el simple hecho de que tenía que serlo y ya.

A Washio le agradan las personas reales, por algo se sentía tan a gusto en el Fukurodani; todos tenían distintas personalidades, pero eran completamente genuinas.

En cambio, en este nuevo equipo no sabía qué esperar.

Suna Rintarou ya no era ese muchacho de preparatoria que todo le daba igual y aflojaba las cosas cuando veía que algo estaba fácil.

Más bien se veía que había crecido, tanto en actitud como en altura; luego se enteró que no creció tanto, Rintarou le confesó que en preparatoria siempre se la pasaba encorvado y eso daba la ilusión de ser más pequeño.

Por otro lado, Komori Motoya no cambió nada.

La misma actitud simpática y esa pequeña sonrisa que les daba a todos de manera noble sin pedir nada a cambio.

A Washio no le agradaban mucho esa clase de personas, tienden a ser falsas. Sin embargo, Komori no era así.

Su amabilidad era prácticamente desinteresada.

Se veía que genuinamente admira a otros jugadores y era completamente sincero con cada una de sus acciones. Además, él siempre se preocupa por las personas que quiere.

El ejemplo más claro era cuando su primo al fin entraría a un equipo profesional, a diferencia de Komori quien entró apenas se graduó de la preparatoria, el infame Sakusa Kiyoomi decidió entrar a la liga universitaria mientras estudiaba y tras graduarse empezar su vida como jugador de voleibol profesional.

En muchas ocasiones Komori es demasiado amable para su propio bien, por eso mismo le llamó la atención a Washio.

La gran mayoría que conoce en el mundo de los jugadores del voleibol siempre han tenido grandes y excéntricas personalidades, lo llamativo de Komori era que a pesar de ser amable y tranquilo no se pasaba a lo pasivo ni era desapercibido a pesar de que estaba al lado de uno de los mejores rematadores.

Komori brillaba a su propia manera, daba igual si era sencillo y sutil; él llamaba la atención.

No supo en qué momento se le quedaba viendo más tiempo de lo debido o cuándo se dio cuenta que siempre habla con respeto y con nobleza, también se percató que cuando algo no le gustaba se mantenía callado o la manera en cómo mueve sus cejas cuando está confundido.

Washio no se había dado cuenta que la atención que recibía Komori era más de la que alguna vez ha recibido alguna otra persona por su parte, solo le parecía peculiar la forma de ser del libero, solo eso.

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