28

381 53 51
                                    

Komori sintió cómo la puerta de su habitación se abría lentamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Komori sintió cómo la puerta de su habitación se abría lentamente.

Había llorado toda la noche del viernes a moco tendido en el hombro de su mejor amigo y a la mañana siguiente encontró a Suna en la entrada de su casa porque había salido a comprar el desayuno.

Comieron solo porquerías que envenenan el cuerpo, pero Komori no quería cocinar y Suna no es muy amante de ser chef improvisado, así que solo vieron televisión todo el día.

Cuando estaban viendo una de esas series que Atsumu le recomendó a Suna, a Komori le entraron ganas de llorar otra vez porque era demasiado melosa y lo último que quería ver en estos momentos era ver algo romántico.

Suna le recomendó que mejor fuera a dormir un poco, que era mejor que llorar y no tuvo de otra que hacerle caso. Solo que no quería levantarse de la cama.

Sin embargo, le daba un poco de vergüenza haber dejado a Suna solo en la sala.

Aunque al antipático de su amigo no le podría importar menos, ya había cumplido con abrazarlo y escuchar todo lo que se le pasaba por la cabeza.

—Oye ¿Quieres hacer un maratón de Marvel? Es que quiero ver las series, pero siento que no las voy a entender porque...

No siguió hablando porque se dio cuenta quién estaba en la puerta de su habitación.

—Hey... —Es todo lo que le puede decir Washio.

Komori solo parpadea al verlo tan cerca y en su casa, se sorprende más que todo es porque esté en su casa.

—¿Y Suna? —se limita a preguntar.

—Se fue —informa Washio un poco incómodo—. Dijo que necesitábamos hablar.

Komori hace una mueca de disgusto y arruga la nariz.

¿Acaso el idiota de su amigo no lo puedo dejar que sufra tranquilo? No, definitivamente a Suna le encanta el sufrimiento ajeno.

—¿Y de qué vamos a hablar? Tú ya no me quieres y...

—No, yo nunca dije eso. Dije que no estaba funcionando y que no me sentía cómodo —lo interrumpe Washio sentándose en una esquina de su cama—. Además, tú nunca me dijiste que sentías algo por mi.

Komori abrió la boca y la volvió a cerrar. Washio apretó una de sus mejillas.

—¿Qué te dije que debes hablar más de ti?

—Eso duele —se queja Komori apartando su toque, pero no aparta su mano por completo—. Yo... Yo no quería que pensaras que era mentira.

—Jamás pensaría eso.

Los dos guardaron silencio mientras todavía se miraban a los ojos.

Washio se aventuró a tocar su rostro con ambas manos, pasó sus dedos cerca de sus ojos.

People WatchingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora