Komori Motoya siempre ha sido esa persona que ha visto a los demás enamorarse, en cambio, él nunca ha sentido algo parecido como el amor.
Al menos no en serio.
Siempre ha sido ese amigo que apoya o aconseja e incluso ese con el cual llorar por tu...
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Su relación con Komori no ha cambiado mucho y no es porque no quiera es que no sabe cómo.
Usualmente Washio no sale en citas, más bien ni siquiera estaba interesado en salir con alguien en serio.
Solo andaba con una que otra persona y ya, simplemente se acababa la situación. Sin embargo, ahora era diferente.
En serio quería salir de verdad con Komori, pero cómo iba la cosa se iba a aburrir y lo dejaría. No podía echar a perder su oportunidad.
Le ha dado su espacio, pero si se lo sigue dando por más tiempo lo único que hará es que Komori se sienta incómodo al respecto. Tal vez más de lo que se siente.
Fue un avance el otro día cuando escucharon música juntos en el autobús y Komori apoyó su cabeza en su hombro. Sin embargo, sabía que eso no era suficiente.
Porque Komori hace exactamente eso con Suna y Sarukui, tal vez no comparte audífonos, pero sí se queda dormido con facilidad en el hombro de alguien en quien confía bastante. Así que no era suficiente.
Porque Washio no quería solo ser su amigo, para eso se hubiese quedado callado y fingiendo demencia si algún día Komori le preguntaba respecto a sus sentimientos.
Pero esa opción ya no estaba disponible y debía enfrentar las consecuencias de sus acciones. Así de fácil y sencillo.
Y lamentablemente debía hablarlo con alguien que sepa aunque sea un poco más que él sobre las relaciones románticas, por eso mismo buscó ayuda en la única persona que no fue capaz de burlarse, al menos tanto, de su situación.
Aunque sea un apoyo momentáneo, lo necesita.
—Bueno, a veces los regalos que me daba Bokuto-san eran un poco exagerados —confesó Akaashi en la llamada—. Recuerdo que una vez me regaló un ramo de rosas casi del tamaño de una persona.
—¿Fue el día de tu graduación, no?
—Sí, pero la de la universidad —aclaró el más joven—. La de preparatoria fue una cena en un restaurante caro.
Akaashi Keiji era la única persona en la cual podía pensar en su desesperación de no saber qué hacer.
Bueno, también pensó en Suna, pero el desgraciado primero se reiría por media hora y luego le diría que ese era su problema o que su relación empezó de una forma más común.
Por otro lado, Akaashi al menos tenía algo en común con él y eso fue que confesó sus sentimientos a la persona que le gusta. Porque sí, quien lanzó un montón de indirectas y quien hizo un sin fin de regalos fue Bokuto; pero quien confesó sus sentimientos fue Akaashi.