I Got a Boy

Capítulo 20: Sickness and Snuggles

Annabeth se tapó el estornudo con el pliegue del codo.

“¡Salud!” dijo Nico, levantando la vista de sus cartas de Mitomagia que tenia en la mano. “¿Te estas enfermando?”

Annabeth sorbió la nariz y sacudió la cabeza. Esbozó una sonrisa, a pesar de que su nariz estaba tan congestionada como el tráfico de Los Ángeles durante la hora pico. “Creo que son alergias.”

“Entonces ¿Por qué estas lavando ropa? Deberías estar en la cama.”

Nico tenía un punto. Pero Annabeth realmente no pensaba que tenía que dormir. Sus tareas eran primero, antes de tomar un descanso y no hacer nada. Además, su dolor de cabeza no era tan malo. Había tenido peores. Todo lo que necesitaba era una ducha caliente y una dosis de NyQuil, entonces estaría muy bien; le aseguró.

Él parecía dudoso, pero no insistió; quizás porque no quería que se fuera. Estaba sentada con Nico sobre las lavadoras mientras esperaban que las secadoras terminaran, estaban ocupados con un juego rápido de Mitomagia, para pasar el tiempo. Gracias a su paciencia, ella se estaba haciendo mejor, pero no era tan buena como Nico.

“En realidad no me importa lavar ropa,” dijo ella, viendo como Nico la derrotaba con una sola carta. “Me gusta. En especial doblar la ropa tibia. Podría dormir bajo un montón de toallas recién sacadas de la secadora y jamás me volverías a ver.”

Nico se rió. Lo hacia mucho más cuando Annabeth estaba cerca. A ella le gustaba la forma en la que se le iluminaba el rostro. “Eso seria genial para nosotros,” dijo él, “Quizás te debería pagar por hacer la mía, ahórrame el problema.”

“¿De cuanto estamos hablado- cincuenta? ¿Cien?”

Nico se mordió los labios. “Lo que cuesta una carga regular en la lavandería…. En centavos.”

Annabeth resopló y le dio un leve puñetazo. Él se dio la vuelta, sonriendo tímidamente.

“¡Es buen dinero!” dijo. “A cambio, yo haré cualquier tarea que no te guste.”

“¡Eso no va a pasar!”

“Limpiare tu baño. A nadie le gusta limpiar los baños.”

“No tanto como tocar tus calcetines apestosos.”

“No están tan mal.” Una canasta con ropa ya limpia estaba a su lado. Metió la mano en el montón y sacó un calcetín. Cuando lo acercó a su nariz, hizo una mueca. Annabeth se rió. “Está bien, no son tan malos como los de Jason, ¿Cierto? Estoy sorprendido de que todos puedan respirar después de que regresa de sus prácticas.”

“De todos modos, ¿Cómo esta Jason?” preguntó, “No he hablado con él desde, umm, hace unos días. Piper y él discutieron. Quiero decir, sé que son compañeros de cuarto…”

“Ah, sí, están bien ahora. Al parecer Jason la siguió todo el camino de vuelta a Herald. Tuvieron una larga conversación y luego volvieron aquí juntos. Él se disculpo…” –Nico se aclaró la garganta-“ antes de que me echaran al pasillo y se pusieran a hacer lo suyo. Muy ruidosos.”