—¿Ya terminaste? —le pregunto a Rye, y volteo a verlo.
Él asiente con la cabeza, y sigue tomando moras del arbusto para ponerlas en la bolsa que está en el pasto.
Antes solía venir con Willow al bosque, pero como ella ya va al colegio, ahora lo traigo a él. Aún es pequeño, acaba de cumplir dos años, pero a él parece gustarle.
Después de que regresé sola al distrito hace ya tantos años, creí que estaba destinada a venir sola al bosque, que no encontraría a otro compañero de caza. Pero la vida me compensó con mis hijos. Ambos parecen disfrutar este lugar tanto como yo.
Todavía hay ocasiones en las que me quiere ganar la tentación de agarrar el arco y cazar. Pero ya no lo hago, porque Willow ama a los animales. Y si se entera de que solía atravesarlos con una flecha desde mucho antes de que ella naciera, seguramente dejaría de hablarme por un buen tiempo.
Rye se agacha, toma la bolsa y se acerca para mostrarme todo lo que ha recolectado.
—Muy bien —le digo, y él me sonríe.
—¿Casita? —pregunta, refiriéndose al lago.
—¿Quieres ir a nadar?
Él asiente con la cabeza.
—De acuerdo, pero no hay que tardar demasiado porque hay que ir por Willow al colegio.
—Si mami.
Me toma de la mano mientras nos dirigimos al lago. Pero no tarda demasiado en detenerse y extender sus bracitos hacia mí.
—Oh, Rye.
—Mami. ¿Si?
Me mira con esos lindos ojos grises. Y me resulta imposible decirle que no.
—De acuerdo —lo alzo, y le beso la mejilla.
Él me rodea el cuello con los brazos, y mira con atención los árboles que están a nuestro al rededor.
Llegamos al lago, y extiendo una manta bajo un árbol. Acomodo las cosas, y me desvisto. Quedo sólo en ropa interior, y hago lo mismo con Rye. Lo cargo, y nos metemos al agua.
—Fío —se ríe, y me abraza del cuello.
—¿Si? —le sonrío—. Vamos a nadar para que se nos quite el frío.
Nos adentramos un poco más, nos sumergimos y la ayudo a flotar. Nadamos por un buen rato, y después salimos para secarnos con ayuda del sol.
Rye se sienta en mi regazo, y le peino el cabello rubio hacia atrás mientras acomoda frente a él las piedras que agarró del lago.
—Mia mami —alza la cabecita y me mira—. Más iocas.
—¿Tienes más rocas?
Asiente con la cabecita.
—Servirán para la colección que tienes con Willow.
—Si.
Saco la comida, y comemos las naranjas que he traído acompañadas de los panecillos de queso que ayer hizo Peeta. Parece que a Rye le encantan tanto como a mí.
Cuando terminamos de comer, él me toma la mano y me lleva a la casita. Abre la caja donde él y Willow guardan todo lo que les gusta del bosque, y guarda las rocas. Al principio esa caja era sólo de Willow, y seguro sigue siendo lo más preciado para ella, pero decidió compartirla con su hermano. Y siempre que ambos vienen al bosque, sacan todo lo que tiene la caja, y se ponen a jugar.
Ellos son muy unidos, y Rye siempre se la pasa preguntando por Willow cuando ella no está en la casa.
—¿Cuando venda Illow? —me pregunta, mientras cierra la caja.
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Volver a vivir
FanficYa no hay Juegos del Hambre, y la guerra finalmente ha terminado. Ellos volvieron al Distrito 12 y ahora son libres. Pero, ¿de qué manera se le puede encontrar sentido a la vida cuando lo has perdido casi todo? Con muchos días perdidos, ellos cons...