Capítulo 13

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Desde hace unos días he notado a Peeta diferente. Y siendo sincera, no sé porqué.

No sabría como explicarlo, pero podría jurar que lo noto un poco desanimado, y pareciera que hace todo lo posible por no estar en casa.

Todos los días se va a la panadería mucho más temprano de lo que acostumbra, y regresa después de la hora de la cena.

Es como si él estuviera evadiéndome, y no logro entender porqué.

No hemos discutido, y es imposible a que se deba al hecho de que Gale sigue en el 12. Porque Peeta sabe que no me he visto con él, y que es probable que nunca vuelva a hacerlo.

Me pregunto si su distanciamiento se debe a que probablemente han regresado sus ataques. No lo sé, pero esta noche pienso hablar con él para saber de una vez por todas qué es lo que sucede.

Empujo la puerta de cristal de la tienda de víveres y entro. Luego, me acerco a tomar algunas latas de comida que se encuentran sobre los estantes de madera.

Agarro lo que necesito, y me formo detrás de la larga fila de personas frente al mostrador.

Mientras espero, escucho detrás de mí una indiscreta plática entre dos mujeres.

—Te dije que no te haría caso —dice una de ellas en un intento de murmuro, pero en realidad su voz se escucha por todo el lugar—. Ni siquiera sé si Peeta Mellark sigue con esa chica... Katniss Everdeen.

Me tenso al escucharlas, y al parecer ellas aún no se percatan de mi presencia. Por lo que no volteo, y evito moverme para que no me vean la cara.

—Al parecer aún están juntos —le responde la otra—. Pero si algo es seguro, es que él no está casado.

—¿Como por qué no lo estaría? —pregunta incrédula—. ¿No viste cómo se comporta con ese pequeño de la panadería? Él es todo lo que una mujer querría.

—Lo sé. Y es evidente que él se muere por tener hijos.

Siento un tirón incómodo en el estómago.

—Lo mismo dijo Brielle la otra vez que nos vimos. Pero esa mujer está loca —suelta una risita ridícula—. Ella dice que va todos los días a la panadería, y me aseguró que ya está convenciendo a Peeta de que se case con ella.

Ambas ríen.

—Que ridiculez —responde la otra—. Peeta es un caballero, y dudo que se atreva a engañar a Katniss Everdeen. Pero lo que es cierto, es que Brielle y él se conocen desde la escuela. Y ella ha estado enamorada de él por años.

—Creo que desde ahora también iré a la panadería todos los días. Pero yo le propondré a Peeta que tengamos hijos. Seguro que así conseguiré convencerlo.

Ambas vuelven a reír.

No soporto escuchar más de sus tonterías, por lo que me doy la vuelta y dejo bruscamente las cosas sobre unos de los estantes.

Me importa poco el hecho de que probablemente esas mujeres se dieron cuenta de mi presencia. Solamente me enfoco en salir y alejarme de este lugar lo antes posible.

Que tonta soy por pensar que con los juegos extintos la gente dejaría de estar al pendiente de nuestra relación. Al parecer, las mujeres del distrito sólo están pendientes para ver quien de ellas se queda con Peeta.

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