24: Genesis

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     ¿Dónde estaban los pequeños pedazos que me hicieron ser yo alguna vez? ¿Mis canciones ridículas, mis libros maltratados, mis objetos?

     ¿Por qué no pude fabricarlos con el simple hecho de mantener su recuerdo?

     ¿Por qué no pude fabricar nada?

     No entiendo, ¿por qué?

     Sabía la combinación de momentos, la combinación de los colores y las voces involucradas; sin embargo, la ciencia no pudo crear de vuelta lo que mi nostalgia mantenía en vida, latente, muy dentro de mí.

     Las emociones y las pérdidas son muy extrañas; por eso es que varios días decidí faltar a clases. Vomité mucho, no comí casi nada. Apenas pude sacar una pierna de mi habitación. Todo duele, falta, lastima. Y me pregunto porqué me hace algo tanta falta... Pero eso es lo que no sé.
     Eso es lo que no entiendo todavía. ¿Qué me hace falta? ¿Qué me hace tanta falta para sentirme así? ¿Por qué no lo encuentro? ¿¡Por qué no lo encuentro!?

     ¿¡Es que lo olvide!?

     ¡No quiero olvidarlo!

     Me di de golpes en la cabeza, con mis muñecas. Fueron más de diez; eso me merecía: un castigo. 

     Pero no solo el más grande de todos, sino, aquél que pudiera destruirme por completo, y reconstruirme de nuevo. Así, me obligaría a ordenar mis pedazos, una y otra vez, hasta lograr armarme con firmeza y existir de manera merecida.

     Sí, tenía que merecerme el derecho a vivir; por eso, pagaría mi penitencia por mi mano... Un disparo al cielo cargado con todo mi odio interno, para que estalle de una vez hasta las nubes frías, y resbalen ángeles, cayendo de bruces contra mi ventana.

     Todos necesitamos esto de vez en cuando.

     Algo así... Como un simple reinicio.

     Quiero ser honesto a partir de ahora: esta ya (no) es mi historia.

...

Notas para AsukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora