14: El paraíso te pertenece

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     Hubiera deseado quedarme más tiempo.
     Realmente hubiera deseado haber podido hacerlo.

     Apenas su puerta se abrió, me recibió su madre con una sonrisa y una conversación tan sacada de otro mundo... Tan extrañamente familiar.
     Fue extraño; sentir todo eso en otro lugar que no conocía.

     Hubiera deseado que esa conversación no acabara; y que el mar se quedara estático y perdido en ese pequeño momento de búsqueda en la orilla, porque cuando se quedó ahí, ya había encontrado lo que incansablemente buscaba en la arena.

     Lo mismo que yo había buscado incansablemente en la tierra, lo había encontrado en la voz de Kyoko. En un vasito de agua y un agradecimiento, sin nada más.
     Eso era todo.

     Pero salió por la puerta del frente, porque necesitaba una cosa más para la cena.
     Para algo, no sé qué sería.

     Y a solas, Asuka me acompañó en su comedor, sentada frente a mí. Silencio agudo.
Sostenía las cosas que Rei me había entregado para ella, entre sus finos dedos rojizos.

     Le dio una leída rápida a todo.

—No sé qué decir, más que gracias... Hubiera deseado no haberte causado molestia alguna en venir hasta acá —su voz congestionada silenció el molesto chillido de mis oídos—. No tengo idea sobre qué hablar, si te soy sincera.

     Sonrió mostrando los dientes y bajó la mirada. Se acomodó el suéter de cuello de tortuga que llevaba, y se bajó las mangas hasta que le colgasen de cada brazo.
     Su tono en vino tinto solo acentuaba las facciones ya rojizas de Asuka en la verdosa profundidad de su hogar. 

     Un piso de madera suave, decoraciones en verde olivo, y detallados americanos. 
Justo en medio, nosotros dos.

     Asuka se asemejó a una rosa floreciendo entre las ramas de un rincón desolado.

     Me puse nervioso, así que me acomodé en la silla, y suspiré.
—Yo... Yo tampoco tengo nada de qué hablar.

     Me reí, y ella me siguió la corriente.

     Nos miramos por un instante.

     Lo juro, fue un instante.
     Ella negó con la cabeza y miró hacia abajo de nuevo.
—Me has sido de mucha ayuda últimamente. Me parece curioso que no hablábamos mucho, y de un tiempo hasta acá, nos topamos. Quisiera agradecerte por las cosas que has hecho por mí.

     Me mantuve en silencio, mirándola mientras ella hablaba.
     Jugué con los botones de mi camisa al hacerlo.

—Yo te lo dije una vez, la gente normalmente me teme. Creen que soy demasiado intensa.

—No lo eres —la interrumpí—. Me pareces una persona agradable.

—Y te vuelvo a responder que en mi vida me había sentido tan feliz de escuchar esas palabras de nuevo. No tengo muchos amigos, no conozco a mucha gente. No soy quien pudiera parecer que soy.

—Pues la Asuka que he conocido es bastante auténtica. Me agrada la Asuka que he conocido hasta ahora. Sabe pedir ayuda y es sincera frente a un extraño.

     Levantó la mirada y me sonrío, dejando escapar un resoplido por su rosada nariz.
—También me agrada tener un nuevo amigo, uno llamado Shinji —dio otro vistazo rápido por la casa—. Creo que me conoces mejor que Hikari. Me acabas de ver en pijama, enferma, pidiendo ayuda y protegiéndome de la lluvia; lamento sonar precipitada. Estas cosas suceden...

—Sinceramente no sabría decirte nada más que un "me agradas". Eres divertida, tal parece.

—Algo así, algo así —cruzó los dedos de sus manos frente a mí—. ¿Qué me cuentas?

Notas para AsukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora