30: Los sueños que habitamos

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Esta era otra historia. No iba a terminarse pronto.
Los cielos grises, las hojas arrastrándose. 

Estaba diciendo. 
No, yo estaba contando... Otra parte de una historia que ya había acabado. Decidí contarla de nuevo porque no pensé que podría dejarla sin terminar. Lo hice, cubriéndome con una mano el fornido rayo de sol que ella sostenía entre sus temblorosas manos.


Esa fue la historia que estaba contando. Esa era la historia de una niña que lloraba demasiado.

Ella me decía que solo debía contarse cuando el cielo estuviera gris, y las hojas murmuraran sobre el piso. Ahora contábamos los cuentos y los sueños que habitábamos; dentro y fuera de nosotros, en el camino de la incertidumbre; sobre todo cuando el poder y la fragancia del mañana bajaban desde el cielo, hasta las puntas de nuestros dedos... Juntamos nuestras palmas, y perdimos todo indicio de religión.

Es cuando entendemos nuestra existencia.

Esa era la historia que la niña me pidió que contara antes de despertar. 
Me dijo: "hay que despertar para continuar soñando".

...

Han sido días difíciles. Creo y supongo que siempre los van a haber.
Últimamente no he encontrado las palabras correctas para poder expresar lo que Shinji, pero estoy aprendiendo conforme avanza el camino. La música me ha ayudado poco a poco; estoy intentando llevar una vida más sana desde hace un par de meses.
Sin embargo, mis episodios no han cesado.

Es por eso que estoy entendiendo ahora que son días difíciles. Y los días difíciles se pasan. 
Siempre se pasan, y debe existir y coexistir la paciencia dentro de todos nosotros para lograrlo. 
Es difícil hacerle frente a lo que sucede en nuestras vidas; por eso estamos todos juntos para tomarnos de las manos y hacer algo al respecto. 
Y si hay que llorar, lloramos todos juntos; esto es así. 

He decidido hablar de esto tan repentinamente porque este año me di cuenta de que ha estado lleno de transformaciones. Las personas que conozco han estado experimentando muchas cosas... El dolor puede existir, pero siempre podrá mutar en algo que nos mantenga terrenales. Vivos.
Eso se llama: amor.

Por esto, aunque suene cursi, lo lamento... Pero si hay alguien que esté pasando por momentos difíciles, quisiera decirle que no está solo. Estamos todos para tomarnos de las manos, tan fuerte como podamos, y llorar hasta que no podamos soportar los ojos.
Y si hay alguien que lee esto que está por darse por vencido, le tiendo una mano para que se levante. Y si caemos los dos, entonces escalaremos juntos de ese agujero.

Hay que ser pacientes. Por eso reitero, que estoy aquí para escuchar y para apoyar. 
Nos hace falta recordar las cosas que nos encantan de nosotros mismos, y si es complicado pensar en ellas ante la bruma, siempre habrá alguien con una linterna que estará dispuesto a encontrarte.

¿Esto suena algo poco natural? ¿Hablar de esto aquí? Lo siento. La verdad, sentí que debía de hacerlo. Mi manera de expresarme no es la mejor, pero lo diré más claro: estoy para ayudar siempre que se necesite. Si tienes algún problema, y necesitas desahogarte, te leeré con mucho gusto. Y si me pides un consejo, te lo daré.

Hay una canción que me encanta de los Cocteau Twins, llamada Know Who You Are At Every Age, que dice así: 

"No soy real, y me niego. No sanaré hasta que llore. Y como no puedo llorar, no creceré; no sanaré hasta que lo deje ir".
Te amo, lector. Estamos juntos en esto. Por favor, no te rindas.

Notas para AsukaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora