2. VALÉRIE

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VALÉRIE

Por supuesto que amaba mi trabajo, pero quién no disfruta de sus días libres

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Por supuesto que amaba mi trabajo, pero quién no disfruta de sus días libres. Después de dejar a Maxine en la seguridad de su hogar, llegué a dormir todo lo que no pude descansar en mi guardia. Desperté apenas 5 horas más tarde, deseaba dormir más, pero pocos días podía darme el lujo de disfrutar completamente del día.

Envié un mensaje de texto a Maxine apenas terminé de tomar una refrescante ducha y arreglarme para salir, quería preguntarle qué tal le estaba yendo con la visita de su vieja amiga. Sin embargo, incluso antes de salir por el umbral de entrada a mi hogar, no recibí respuesta alguna a mi mensaje de texto.

Pasé la mañana desayunando con uno de mis amigos más antiguos. Conocía a Caleb desde los estudios básicos, siempre hicimos buena dupla, hasta que decidimos separar nuestros caminos en la universidad, yo para estudiar medicina en Cambridge, él buscaba ser el mejor abogado de la ciudad, incluso del país si era posible. Nos veíamos cada vez que nuestros horarios nos lo permitían para ponernos al corriente con lo que pasaba en nuestro día a día, pero esta vez había algo distrayéndome en mi mente.

—Vamos hombre, estás en las nubes. Mi cara está justo por encima de tu jodido celular —Mencionó Caleb con tono de burla mientras sacudía su mano frente a mis ojos—. ¿Acaso hay algo más importante que estar con tu mejor amigo?

Caleb llevó su mano al pecho haciéndose ver ofendido, yo reí alejando el aparato de mi vista, dejándolo sobre la mesa para conversar con mi amigo, había estado algo distraído pensando en cómo se encontraba Maxine, las noticias que su amiga tenía que darle y el por qué no respondía aún a mi mensaje de texto.

—No es nada, solo pensaba en-

—En Maxine, por supuesto —Me interrumpió riendo—. Supe que se trataba de ella desde el primer momento. ¿Qué ocurre con ella?

Suspiré.

—La visitó una amiga desde Francia, sabes lo nerviosa que le pone recibir noticias de su antiguo pueblo, y anoche lucía algo consternada por su llegada, le envié un texto temprano y aún no responde.

—Tal vez salieron a hacer cosas de chicas, ya sabes, shopping, salón de belleza, esas cosas, las chicas se acicalan como simios.

Movió su mano restándole importancia al asunto, pero tenía razón, tal vez me estaba preocupando de más, solo no podía quitarme esa sensación de intranquilidad. Decidí prestar atención plena a lo que mi amigo tenía que contarme, entre risas y bromas el almuerzo pasó, decidimos pasar el resto de la tarde en un pequeño club con algunos amigos más, hasta que la noche cayó y cada quien tomó su camino a casa.

Escuchaba la emisora favorita de Maxine, uno de los hábitos que le había tomado al pasar tanto tiempo con ella, esperé fuera de mi edificio mientras sonaba una de nuestras canciones favoritas, tarareé la letra con los ojos cerrados y la cabeza recargada sobre el asiento del auto, cuando esta acabó, supe que era momento de subir a mi hogar. Apenas había puesto un pie fuera del auto cuando mi celular comenzó a sonar, era Maxine, después de todo el día sin saber de ella, estaba recibiendo una llamada de ella, por lo que no dudé ni un segundo en tomarla.

HAPPY PLACE | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora