37. RAGE

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FURIA

Miré el rostro de mi ángel en la tenue oscuridad que nos envolvía

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Miré el rostro de mi ángel en la tenue oscuridad que nos envolvía. El ambiente hospitalario era algo completamente normal para mi, pero de alguna manera la habitación se sentía fría y hórrida, me partía el alma ver a Maxine conectada a una línea intravenosa, con su rostro pálido y frente magullada por el golpe. Pero aún lucía como un ángel dormido.

Acaricié su rostro con el dorso de mi mano libre, mientras que sobre mi otro brazo descansaba la cabeza de Maxine, llevé mi mano a su espalda acercándola a mi torso, de tal manera que su cabeza ahora se encontraba descansando sobre mi pecho. Besé su frente repetidas veces, dejando uno de ellos sobre su lesión, con especial suavidad para evitar lastimarla. Sonrió entre sueños, y me sentí un triunfador. No había nada en el mundo que deseara más que una vida junto a ella, una vida para protegerla de todo mal; a mi mente llegó la furia nuevamente, la impotencia por no haber estado con Maxine cuando más me necesitaba. Jamás hubiera sido capaz de perdonarme si ese infeliz hubiera cometido la cobardía de lastimar a mi ángel.

No fue hasta que la luz del pasillo logró llegar a mis ojos por medio de la puerta entre abierta que me di cuenta de mis puños apretados, Valérie me llamó con una seña y con extremo cuidado regresé la cabeza de Maxine a la dura almohada de hospital, besé su mejilla antes de ir al encuentro con Valérie.

Su rostro lucía preocupado, lo cual logró alertarme.

—¿Está todo bien? —Pregunté.

Ella asintió lanzando un suspiro.

—Me temo que no podrán irse esta noche, como se los prometí.

—¿Pasó algo con los estudios de Maxine? ¿Algo...grave? —Mencioné con un nudo en la garganta.

—Calma Harry. Pudimos detectar una ligera contusión, Maxine tiene una ligera hemorragia intracraneal que podría aseverarse si no se trata a tiempo. La enfermera en turno pasará ahora mismo a infundir un medicamento por su vía intravenosa, con la intención de lograr absorber el coágulo.

Asentí. 

—Por la mañana se le realizará otro estudio, seguramente el coágulo habrá desaparecido, solo necesita descanso y le vendría bien quedarse por esta noche.

—Entiendo, gracias por mantenernos al tanto. Ahora mismo está dormida, así que esperaré a que despierte para informarle, no necesitamos alterarla ahora mismo.

—Estoy de acuerdo contigo. Me alegra que esté descansando. Seguramente estará tranquila mientras te vea aquí con ella —Sonrió—. Le haces bien, Harry.

Sonreí asintiendo y dando un ligero apretón en su hombro, agradecí nuevamente y regresé a la habitación con mi ángel justo cuando la amable enfermera terminaba de administrar el medicamento que antes Valérie me había explicado. Acorté rápidamente la distancia hasta estar nuevamente junto a mi ángel. Su rostro había cambiado y un pronunciado ceño fruncido podía ser visible. Su cuerpo se tensó y su respiración se agitó, de su garganta salían unos ligeros quejidos, y unas cuantas palabras ininteligibles. Acerqué mi rostro al suyo para lograr comprender un poco más lo que le angustiaba. Sus susurros comenzaron a parecer más súplicas de terror.

HAPPY PLACE | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora