28. FLEURS À LA FENÊTRE

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FLORES EN LA VENTANA

Había pasado la mayor parte del día con Caleb, le debía muchísimos favores y era momento de pagarle, aunque él se negara

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Había pasado la mayor parte del día con Caleb, le debía muchísimos favores y era momento de pagarle, aunque él se negara. Nos pusimos al tanto de nuestra vida durante el almuerzo desahogué todas mis furias y tristezas, y el me escuchó, como siempre, tal como antes de partir.

—Vamos hombre, debes confesarle a Maxine lo que sientes por ella, antes de que sea demasiado tarde. Depende de ti quitarle a ese parásito de encima.

Negué.

Aunque me gustaría no podría arriesgarme a perder su amistad, después de una confesión así, las cosas se pondrían algo tensas entre nosotros, y francamente no me creía capaz de poderlo soportar.

—Solo quiero que sea feliz, y parece serlo con ese imbécil —Mencioné entre dientes—. Además, aunque aún no hay nada entre nosotros, parece que la mejor manera de sacarme a Maxine de la mente será formalizar con Zoé —Suspiré—. Te agradaría, ella es...agradable.

Agradable. Otra vez esa palabra.

—Vaya, gran descripción —Rió—. Te lograrás sacar a Maxine de la cabeza, pero ¿Seguro que lograrás sacártela del corazón?

Era justo la misma pregunta que me había formulado mil veces. Esperaba que así fuera, por el bien de ambos. Me despedí de Caleb dando por terminado nuestro encuentro, la tarde caía y seguramente Maxine estaría por regresar al departamento. El concierto sería en apenas un par de horas. Saludé a Lenard, el conserje del edificio y subí por el ascensor hasta el piso de Maxine. Tomé las llaves que ella misma me había dado, me pareció extraño escuchar la televisión de fondo, incluso me reprendí mentalmente por haberme olvidado de apagarla. Me encaminé hacia el salón principal, pero una cabellera canosa me recibió.

—Ah muchacho. Eres tú.

—Arthur, pero ¿Regresó tan pronto? ¿Todo en orden? ¿En donde está Maxine? —Pregunté con confusión.

—Me dijo que pasaría un rato en su taller —Sonrió—. Todo en orden. Al parecer Jason tuvo algunos asuntos que resolver, regresó a París have unas horas. En realidad, me alegra que así fuera, no creas que no me di cuenta de lo que pasó hoy más temprano, hijo. —Dijo señalándome con su dedo índice—. Tú fuiste el que me trajo hasta aquí, ¿Por qué no sé lo mencionaste a Maxine?

Negué. —No lo creí necesario, lo único importante era que su llegada fuera una sorpresa agradable para ella. Y así fue, lucía contenta.

—En algún momento tendrá que enterarse, ese chico no puede salirse con la suya. Y tienes razón, lucía contenta, pero a pesar de todos estos años aún la conozco muy bien, y sé que le hiciste falta hoy.

La puerta del taller de Maxine cerrándose nos hizo girar a ambos la cabeza en su dirección. Maxine se aproximaba a nosotros con una gran sonrisa en su cara.

HAPPY PLACE | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora