10. REPENTIR

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ARREPENTIMIENTO.

Esperé pacientemente detrás de la pared del corredor hasta que Maxine apareciera frente a mi, dije que me iría pero no me alejaría por ningún motivo

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Esperé pacientemente detrás de la pared del corredor hasta que Maxine apareciera frente a mi, dije que me iría pero no me alejaría por ningún motivo. Mi pie golpeaba el suelo con impaciencia y creí que ya no me quedarían más uñas por morder. Estaba a punto de asomar mi cabeza por el corredor para lograr verla, pero antes de que pudiera dar el primer paso, apareció justo ante mis ojos.

—Lo sabía...sabía que no me dejarías sola —Soltó apenas me vio frente a ella. Su respiración se notaba bastante entrecortada y su rostro seguía pálido, la tomé entre mis brazos y esperé hasta que su respiración volvió lo más cerca a la normalidad.

—¿Qué pasó ahí afuera, Maxie? No comprendo nada.

Maxine negó y pasó saliva.

—Ahora necesito distraerme. Hagamos la última ronda, y te cuento mientras hacemos el reporte de la cirugía.

Asentí.

Porque lo último que quería era presionarla, no podría soportar verla entrar en un ataque de ansiedad justo ahora, y sabía lo avergonzada e impotente que se sentiría al mostrarse tan vulnerable en frente de nuestros compañeros de trabajo, aún cuando le repitiera hasta el cansancio que nada de malo tenía mostrar sus sentimientos.

Pasamos juntos por cada una de las habitaciones infantiles y los cuneros. Maxine había recuperado la sonrisa, verla interactuar con los pequeños me hacía dar un vuelco el corazón, parecía que toda pena desaparecía al ver a sus pequeños mejorando, Maxine tenía el corazón más puro que alguna persona en la Tierra alguna vez podría tener. Cuando por fin regresamos a la sala de descanso, se tumbó bufando en una de las sillas del comedor, la imité y esperé mirándola con paciencia hasta que decidiera hablar.

—Era Jason —Dijo unos segundos después—. Y su madre.

—Lo supuse —Suspiré—. ¿Estás bien?

—Lo estoy, es solo que...—Desvió su mirada—. No sé cómo sentirme al respecto. Hacía mucho tiempo que no lo veía y...

—Y percibes que tus sentimientos están intactos —Dije con la mandíbula apretada.

—No...—Se levantó de su asiento cruzando los brazos sobre su pecho. Comenzó a caminar en círculos, pensando—. No lo sé, Harry, no quiero hablar de eso ahora.

—¿Qué fue lo que te dijo mientras conversaron en la sala de espera?

Pregunté haciendo caso omiso.

—Solo, solo dijo que lo sentía y...que se había equivocado.

—¿Por haberte abandonado como lo hizo? —Bufé—. ¿Y le creíste?

Sabía que estaba siendo duro, pero no podía permitir que ese pérfido se acercara a ella para lastimarla de nuevo.

—He dicho que no quiero hablar más de eso —Susurró con la mirada clavada en el suelo.

—Bien —Suspiré.

—Venga, terminemos el reporte y vayámonos a casa. Fue un largo día.

Asentí sin emitir sonido alguno, no estaba molesto con ella, pero después de recordar cómo se encontraba Maxine al conocerla, con la mirada triste y el corazón roto, sentía mucho rencor por tener a ese hombre tan cerca de ella de nuevo, en el fondo sabía que Maxine jamás había podido olvidar lo que sintió por aquel chico, aunque tenía la esperanza de estar equivocado.

Al menos su rostro ya lucía iluminado, sus mejillas sonrosadas y su sonrisa al tararear una canción conmigo mientras escribíamos el reporte me alegraba el momento y hasta me hacía olvidarme de aquel fornido hombre que había lastimado a Maxine hacía unos años. Cuando terminamos fuimos directo a los vestidores para despojarnos del uniforme clínico y salir de las instalaciones con la ropa con la que habíamos llegado más temprano.

—Muero de hambre —Mencionó apenas pusimos un pie sobre el asfalto del estacionamiento—. Fue un día largo.

—Podríamos buscar algún lugar para cenar... —La vi hacer una mueca sacándome una pequeña risa—. O podríamos pedir algo de cenar si estás muy cansada.

—Me parece la mejor opción —Rió.

—Entonces andando, puedes pedir en cuanto subamos al auto, así la espera será menor —Guiñé un ojo haciéndola reír, abrió su boca para decir algo, sin embargo no alcanzó a emitir sonido alguno, ya que una voz interrumpió.

Max...—Giré a la par de Maxine solo para encontrarme con el chico de la sala de espera, aquel fornido hombre del que tanto me había hablado, ahora el nombre de Jason tenía un rostro que no olvidaría jamás—. ¿Te vas ya?

Vaya, qué genio, pensé con rencor.

—Sí, así es —Respondió con voz serena—. Estábamos a punto de irnos.

El chico se fijó en mi, no supe interpretar su mirada, podría parecer un tanto recelosa o un tanto indiferente, Maxine debió darse cuenta, por lo que procedió a introducirme.

—Este es el doctor Styles —Dijo—. Él fue quien atendió el parto de Jean.

Me miró de nuevo y extendió su mano para saludarme, acepté el saludo con un asentimiento. No podía describir la incomodidad que se respiraba en el aire, me sentí tenso y esperaba que la tensión no se notara en ese apretón de manos.

—De-debemos irnos —Mencionó Maxine.

—Antes quería decirte...que me alegra muchísimo encontrarte. Esperé mucho tiempo el volverte a ver.

—Jason...—Advirtió. Sin embargo, Jason alzó su mano deteniendo sus palabras, mi mandíbula dolía de lo apretada que estaba, sin darme cuenta.

—Te agradezco por atender a mi sobrino —Me miró de soslayo—. A ambos. Pero, me gustaría invitarte a salir, como agradecimiento y por supuesto para recordar los viejos tiempos —Sonrió—. ¿Te parece bien mañana?

Mañana. Era sábado, y Maxine y yo teníamos una cita por todo París, justo como ella había descrito.

—Si me disculpan —Aclaré mi garganta mirando a Maxine—. Me adelantaré al auto. Toma el tiempo que necesites.

Me despedí con un gesto de cabeza de Jason y pasé por delante de Maxine sin volverla a mirar. Me sentía furioso, un tanto dolido, no podía explicar la sensación, ¿serían celos? Algo que jamás había experimentado, ni siquiera con mis contadas y verdaderas relaciones anteriores. Caminé la corta distancia hacia el auto, subí a el dando un ta portado y esperé pacientemente hasta que Maxine apareció, sentándose en su lugar habitual.

—¿Lista para irnos? —Pregunté. La vi asentir y sin más puse en marcha el motor del auto.

El camino fue extrañamente silencioso, Maxine ni siquiera encendió la radio esta noche. No sabía si debía disculparme por mi actitud, pero cuando estuve a punto de abrir mi boca para decir algo, volteé a verla solo para percatarme de su ceño fruncido y la uña de su pulgar entre sus dientes. La conocía demasiado bien como para descifrar sus acciones, se encontraba pensando profundamente en algo, seguramente en aquel fornido chico que logró lastimarla hace años. Volví mi vista al camino con la mandíbula apretada.

Las preguntas se arremolinaban en mi mente como si de un torbellino se tratara ¿Habría aceptado salir con él? Eso solo significaría que me ha dejado de lado. Sentí una punzada atravesar mi estómago, la rabia me consumía y por primera vez en lo poco que llevábamos residiendo en París, me arrepentí de haber aceptado venir con ella, me arrepentí profundamente de descubrir mis verdaderos sentimientos y, con profundo dolor, me arrepentí de quererla más que solo como mi vieja amiga.

HAPPY PLACE | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora