A pesar del triángulo amoroso en el que se ve sometido, Harry sabe bien qué es lo que su corazón necesita, solo hace falta que ella regrese al lugar en el que siempre fue feliz...pero al correcto.
(Toda palabra en otro idioma está traducida dentro d...
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Salía de Ladurée con Maxine prendida de mi brazo izquierdo mientras, al igual que yo, con su mano libre sostenía varias cajas de Macarons y distintos postres. Se había convertido en una tradición para nosotros visitar a menudo la casa de repostería más famosa de París, incluso los que atendían el lugar nos reconocían y trataban con amabilidad en cada visita que hacíamos.
—Es una suerte que entremos más tarde a nuestra guardia —Dijo con una sonrisa—. Será genial llegar con todos estos postres y repartirlos entre nuestros compañeros.
—Fue una muy buena idea de tu parte Maxie. Te amarán más de lo que ya lo hacen, eres la persona más dulce que conozco.
—Oh calla —Rió—. Basta de ser tan adulador, Styles. Además, te aman más a ti, estoy segura de no ser la única que te llama doctor apuesto ahora.
Me encogí de hombros con una media sonrisa en mi rostro.
—Bueno, no puedo evitar ser guapo.
Escuché su sonora carcajada al tiempo que abría la puerta de copiloto para ella, nos adentramos en el vehículo, encendió la radio y conduje por las calles de París hasta el bulevar de l'Hôpital, entré en el estacionamiento para aparcar en mi lugar habitual de la Pitié-Salpêtrière y casi corrí hasta la puerta de Maxine para ayudarla con las cajas de postres que habíamos comprado apenas unos minutos atrás.
Anduvimos juntos por los pasillos mientras saludábamos a todo aquel que se cruzara en nuestro camino con un leve 'Buenos días' y un asentimiento de cabeza. Con la sonrisa con la que Maxine deseaba los buenos días a cada una de las personas, yo estaba seguro de que si fuera dirigido a mi, desde ese preciso momento se convertiría en el mejor día. Entramos a la sala de descanso y acomodamos las cajas en el comedor. Teníamos que hacer nuestras rondas matutinas, por lo que apenas terminé de acomodar mis cosas, tomé mi pulcra bata blanca y me dispuse a salir.
—¿Nos vemos al final de la jornada? Te espero aquí mismo, mi ultima cirugía es a las 6. —Pregunté aún en el umbral de la puerta.
Maxine hizo una mueca extraña, entre apesadumbrada y apenada.
—Jason vendrá por mi, cenaremos con sus padres.
—Oh ¡Vaya! —Me sorprendí—. Genial, entonces, te veré en el loft más tarde.
Giré para salir por la puerta, pero la escuché llamarme.
—Harry —Al momento de girar hacia ella, tomó un par de cajas con Macarons—. Encárgate de darle una a Beck, y hay algunos más para los que se encuentren a tu servicio hoy.
