A pesar del triángulo amoroso en el que se ve sometido, Harry sabe bien qué es lo que su corazón necesita, solo hace falta que ella regrese al lugar en el que siempre fue feliz...pero al correcto.
(Toda palabra en otro idioma está traducida dentro d...
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Maxine Claire
Una antigua leyenda explica el poder de dos almas destinadas a encontrarse, dos almas que fueron separadas, divididas en mitades por aquel Dios del rayo y sanadas sus heridas por el Dios de la curación y la perfección, durante toda la vida de aquellos seres separados, su única misión sería la eterna búsqueda de su otra mitad, el deseo de reencontrarse y amarse con locura, rodeándose con sus brazos y anhelando ser una sola naturaleza. Dos almas destinadas a encontrarse, destinadas a amarse, y estaba segura, que con Harry había encontrado a mi otra mitad.
Durante todos estos años jamás imaginé que Harry Styles, siendo mi mejor amigo podría convertirse en mi eterno amor, pero nos encontrábamos listos para unir nuestras vidas, como si de aquellas almas, antes de ser divididas, nos tratáramos. Habían pasado dos años más, en los que nos habíamos dedicado a hacernos felices, para mi, nuestra relación era lo más perfecto que había presenciado alguna vez, aunque muchos han asegurado que la perfección no existe en la realidad, Harry y yo lo éramos, somos perfectos juntos. El amor nace no al encontrar a la persona perfecta, sino aprendiendo a ver como perfecto a alguien imperfecto, era lo que mi madre mencionaba.
Miré el reloj con impaciencia, en apenas un par de minutos podría por fin dejar esta lujosa habitación y unir mi vida con el hombre más increíble y maravilloso del universo, mi otra mitad.
—Maxine —Le escuché llamarme ligeramente—. Es tiempo, cariño. ¿Estás lista?
Miré mi reflejo por última vez en el gran espejo frente a mi, nunca quise casarme, mucho menos ser una novia común o extravagante, usando aquel vestido blanco de gran cola larga y llena de encaje, solo quería ser yo misma. Miré a mi padre quien me observaba desde el umbral de la puerta con ojos llorosos. Corrí hasta él lanzándome a sus brazos.
—Tu madre estaría muy orgullosa de la mujer en la que te has convertido, y del gran hombre con el que decidiste compartir el resto de tu vida. Mi pequeña Maxine, no tienes idea de lo mucho que te amo.
Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos también, por las palabras de mi padre y lo inmensamente feliz que me estaba sintiendo en este momento. Mi papá me tendió su brazo, preguntó una vez más si estaba lista, asentí besando su mejilla y colgándome de su brazo. Respiré hondo con nerviosismo una vez que llegamos al pasillo de la capilla que Harry y yo elegimos para unir nuestras vidas.
—No me dejes caer —Rogué—. Mis piernas se sienten como si de gelatina se trataran.
Mi padre rió besando mi mano, prometiéndome que jamás me dejaría caer.
La marcha nupcial comenzó a sonar y sentía como mi corazón deseaba salirse de mi pecho en cada latido. Casi levité del brazo de mi padre, todos los asistentes me observaban con una gran sonrisa, hasta que le vi.
