A pesar del triángulo amoroso en el que se ve sometido, Harry sabe bien qué es lo que su corazón necesita, solo hace falta que ella regrese al lugar en el que siempre fue feliz...pero al correcto.
(Toda palabra en otro idioma está traducida dentro d...
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Maxine Claire.
Eran mediados de Octubre. Lo que quería decir que solo quedaban apenas unos días para el concierto de Travis, y para mi cumpleaños número 27.
Restaban específicamente dos semanas más para el tan esperado viaje a Londres. Esta mañana mi padre había llegado por fin a París, junto con Lilianne, para poder comenzar con su tratamiento contra el cancer. Lo veía cada vez más cansado y hasta delgado, me preocupaba su salud y me daba terror el solo pensar en que podría perderlo otra vez, pero sería algo que sin duda no iba a permitir. No quería tener pensamientos negativos y estaba convencida de que con su llegada, solo habrían cosas positivas por venir, la medicina avanza cada día más y estaba segura de que mi padre era lo suficientemente fuerte como para ganar esta batalla.
Harry logró alquilar un departamento en el mismo edificio en el que nosotros nos hospedábamos, lo que me hacía feliz, ya que podría visitarlo con frecuencia. Yo insistí durante todo el trayecto de la estación de trenes al departamento en dejarlo descansar, ya que el viaje a pesar de no ser tan largo, podría haberlo agotado, pero se rehusó, quiso que lo acompañáramos en el almuerzo, ofreciéndose a cocinar él mismo uno de nuestros platillos favoritos, por suerte Harry conocía muy bien esa receta, ya que yo misma le había pedido que me ayudara con la preparación unas cuantas ocasiones atrás, así que aceptamos almorzar juntos solo con la condición de que nos dejara cocinar, a lo que el no pudo rehusarse. Harry y yo hacíamos un gran equipo en la cocina, y en compañía de la radio, nos encantaba hacerlo. Casi teníamos todo listo, me encontraba rebanando algunas verduras para acompañar el plato, mi mente estaba un poco distraída, pensando en por qué Jason estaría tomando tanto tiempo para llegar, sus retrasos eran cada vez más constantes.
Quizás solo exageraba, por la ansiedad de verle. Me emocionaba que mi padre por fin conocería a Jason, oficialmente. No habían tenido la oportunidad de charlar antes, y aunque también me provocaba un poco de nervios, sabía que lo iba a encantar, tanto como a mi.
—¡La comida esta lista!
Exclamó Harry a mi lado, sacándome abruptamente de mis pensamientos y haciéndome saltar un poco lo que provocó una pequeña pero escandalosa cortada en mi dedo índice.
—Rayos —Musité, llamando la atención de Harry a mi lado. Él, al percatarse de la sangre derramándose, buscó entre sus cosas un pequeño botiquín, mientras yo limpiaba con una toalla de papel el resto de sangre. Sonreí al verlo curar tan atento mi pequeñísima herida.
—¿Qué es tan gracioso? —Preguntó mientras terminaba de aplicar un pequeño vendaje—. Acabas de cortarte un dedo, Maxie.
—Solo es un pequeño corte —Reí—. No es para tanto. En realidad, estaba recordando lo gracioso que me pareció aquel día en el parque, cuando me enseñabas a andar en bicicleta y raspé mis rodillas. ¿Lo recuerdas?
