𝗘𝗿𝗮𝘀 𝗧𝘂́ ⟨⟨ Y al final siempre supe que...Eras tú.
Ella es alguien más en el mundo con una vida bastante común, como la de cualquier adolescente universitario. Todo le iba bien hasta que un día inesperado su vida da un cambio dramát...
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C a p í t u l o 2 6 ❛ Príncipe Cualquiera ❜
[...]
Unas semanas habían pasado desde que Skyler había descubierto el secreto de Zapatos Rojos. Unas semanas sin duda llenas de diversas emociones para todos en su pequeño hogar.
Las pesadillas habían continuado y cada vez atormentaban más a Skyler aún más. Sin embargo cada noche Merlín permanecía a su lado, depertando por las madrugadas, aún si el sueño lo invadía. Siendo el constante apoyo para la rubia durmiendo con ella cada noche en la sala.
Tratando de convencerla de que sólo eran sueños que nunca se harían realidad.
Claro que todo fue así hasta que Merlín experimentó una de esas horrorosa pesadillas de igual manera.
Quedando aterrado totalmente, temblando al igualmente presenciar lo mismo que Skyler en sus pesadillas que le solía contar. La tenía ahí a ella, no logró salvarla, estaba sobre sus brazos sosteniendo ese delicado cuerpo que ya estaba sin vida. Mirando la sangre por todos lados sintiendo tanto terror de que fuera realidad.
Mirando como tenía una flecha clavada en su pecho. Convertida totalmente en un cristal.
Despertando de golpe sudando en frío. Con su respiración acelerada, calmandose mientras respiraba hondo.
— Agh. Solo fue una pesadilla.
Un gruñido fue lo que soltó. Recostandose nuevamente en el suelo manteniendo la calma. Sin tratar de despertar a la rubia que dormía plácidamente en aquel sofá.
— Ella está bien.
Merlín respiró profundo, calmando la tempestad que sentía. Comenzando a mantenerse aliviado poco a poco, se levantó mirando a Skyler. Y después camino a la cocina por un vaso de agua echando su cabello hacia atrás.
— Ella va a morir
Escuchado resonar en el eco del lugar. Merlín tomó su cabeza negando para quejarse.
—Tontas pesadillas. Tienen secuelas.
Negó bebiendo el agua tratando de relajarse, quedó en silencio unos momentos solo observando aquel vaso ya casi vacio, relajando sus pensamientos, mordiendo su labio interior, para después ir directo a querer dormir.
