El Mundo Correcto

Arrebatos y reencuentros

Desde el momento que abrió los ojos aquella mañana, Shizue supo que no volvería a tener un solo momento de paz. Rukia estaba dispuesta a encontrar la verdad, y la conocía lo suficiente como para saber que no se detendría hasta conseguirlo, sin importar cuanto tiempo le tomase. No sabía cómo iba a impedirlo, pero debía hacerlo de alguna forma.

- Yamamoto quiere que vayamos a su oficina - la voz de Haise la sacó de sus pensamientos, ambos se encontraban en la habitación que compartían en su cabaña escondida en medio del bosque, está de más mencionar que obviamente dormían en futones separados, cada uno en un extremo de la habitación - quiere un informe detallado de lo que pasó con Kurosaki.

- Debería ser él quien se lo diese, ¿no? - contestó sin levantarse del futón, aún era temprano y no le apetecía ver a ese viejo malhumorado, ya tenía bastantes razones como para no estar de buen humor por el resto del día, gracias.

- También lo mandó a llamar...junto con Rukia...

Tan solo la mención de su nombre hizo que se frotara el rostro con ambas manos mientras soltaba un gran suspiro, no quería tener que verla de nuevo, al menos no tan pronto, y mucho menos después de la discusión del día anterior.

- ¿A qué hora nos citó? - preguntó sin moverse de su posición.

- A las ocho.

- Bien, si vamos a hablar con él ahora no tendremos que cruzarnos con Ichigo y Rukia - se levantó y tomó su shihakusho, dirigiéndose a la salida.

- Entiendo que no quieras verlos, pero ¿en verdad es necesario? - cuestionó su amigo mientras se ponía la parte superior de su uniforme.

- Si Rukia me confronta en frente de Yamamoto, estoy segura que ese anciano aprovechará la oportunidad para revelarlo todo. No pienso arriesgarme - respondió - me daré un baño rápido, no me tardo.

Salió de la cabaña rumbo a un pequeño lago que no estaba lejos, el frío de la mañana le ayudaría a despejarse y a relajar sus músculos. Le vendría bien algo de entrenamiento para desahogarse un poco, pero de momento un baño bastaría.

Se sumergió por completo en el agua, nunca había terminado de acostumbrarse a la sensación de sentir el frío en un solo lado de su cuerpo, era extraño. Estuvo unos segundos bajo el agua dejando que todos sus músculos se relajaran al mismo tiempo, luego nadó hasta la superficie pasando las manos por su rostro y su cabello. Cuando abrió los ojos pudo ver sus manos manchadas de rojo, inmediatamente posó sus dedos en la cicatriz de su rostro, ahora expuesta.

- ¿Crees saberlo todo de mi? Entonces dime, Kuchiki, ¿Sabes quién me hizo esta cicatriz?

Por su mente cruzaron fugaces recuerdos de aquella noche en la que obtuvo esa marca en su rostro. Miedo, confusión, dolor... Aquel había sido el comienzo del fin... 

De tener la oportunidad le gustaría que Rukia y Renji conocieran toda la verdad.

- Claro que no lo sabes... - susurró a la nada - nunca tuve el valor de decirtelo...

Se perdió en sus pensamientos, hasta que recordó que Haise la estaba esperando. Salió del agua completamente desnuda sin darle mucha importancia a ese hecho y se puso su shihakusho. De camino de vuelta a la cabaña recogió una flor roja, una que conocía bastante bien. Con sus dedos extrajo algo del color que se hayaba en el corazón de la flor y los pasó sobre su cicatriz, los años le habian dado una gran precisión a la hora de hacerlo sin necesitar un espejo. Al recaer en ese hecho un nuevo recuerdo invadió su mente, pero esta vez uno mucho más cálido.

Flashback

Distrito 78, Inuzuri

Corrian esquivando los diferentes puestos de comida del mercado y a los transeuntes que se cruzaban en su camino. Habían logrado robar una buena cantidad de comida para ellos y sus amigos, pero primero tendrían que escapar del dueño de la comida y de sus compañeros si querían tener la oportunidad de probarla.