Viejas Heridas

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Por fin, después de tanto trabajo y del día tan agotador que se vivió en el seireitei, el teniente del escuadrón 6, Abarai Renji llegó a su casa a altas horas de la noche, exhausto tanto física como emocionalmente. Los sucesos acontecidos ese día mantuvieron su mente ocupada al intentar hallar una respuesta lógica a la aparición de aquel par de extraños que cerraron el senkaimon enemigo.

-Son solo tonterías, ellos murieron, fin de la historia- pensó, sintiéndose estúpido por siquiera considerar la posibilidad de que ese par haya sobrevivido – Y aunque estén vivos, ellos nos traicionaron, si algún día vuelven, los mataré yo mismo- apretó los puños hasta que sus nudillos estuvieron blancos, recuerdos de aquel día vinieron a su mente.

Flash Back

Aproximadamente 30 años atrás

El sol descendía lentamente por el horizonte, el día desaparecía para darle paso a la noche. El escuadrón Elite se preparaba para salir en, tal vez, la misión más importante hasta ahora. Quizá el escuadrón fuera pequeño, con tan solo 10 integrantes, cualquier persona ajena al Gotei pensaría que no son la gran cosa, sin embargo, cada uno de ellos poseía un poder equiparable al de un capitán, incluso superior, eran lo mejor de lo mejor, y todo lo que un shinigami aspira a ser.

Comandados por el respetable shinigami Oshiro Saburo, quien era casi tan longevo como el Sotaicho, pues ambos habían combatido juntos durante casi toda su existencia como shinigamis, era considerado como el segundo shinigami más fuerte en toda la historia el Gotei 13, había quienes decían que incluso superaba al capitán General.

Como todo escuadrón, también tenían un teniente, o, en este caso, una teniente, la shinigami más poderosa del escuadrón Elite, después del capitán claro está, su destreza y habilidad, así como su intachable desempeño en la academia, hacían que fuera considerada un prodigio por todo shinigami sin excepción, el nombre de esta admirada teniente era...

-SHIZU!- gritó un pelirrojo al divisar a su amiga a la distancia.

- Uh?, Renji, que estás haciendo aquí?- Le preguntó incrédula a su amigo. No era muy común verlo y menos aún en los cuarteles generales del escuadrón Elite, casi ningún shinigami iba allí, los integrantes de ese escuadrón pocas veces se relacionaban con los demás shinigamis, y no porque fueran presumidos o algo por el estilo, solo que con tanto trabajo por hacer casi nunca tenían tiempo para convivir con shinigamis que no fueran los de su escuadrón.

-Como que ¿Qué hago aquí?, hoy es tu primera misión como teniente, viene para desearte suerte, aunque tal vez no la necesites, no entiendo como no te pusieron antes en este puesto, eres la más fuerte de todos ellos- dijo y esbozo una sonrisa llena de orgullo para con Shizu.

- Vaya, gracias- habló con sinceridad correspondiendo su sonrisa- pero sabes que las cosas aquí no son como en los demás escuadrones, no puedes escalar de posición solo con tu poder, hay más en juego

- ¿Mas?, ¿Cómo que, exactamente?

- Sabes que no te lo puedo decir- explico y empezó a caminar rumbo a su nueva oficina, allí hablarían más cómodos hasta que tuviera que irse a su misión.

- Cierto, todo ese secretismo de los Elites, son sospechosos ¿sabes?- bromeó

- Oh vamos, no empieces- exclamó riendo- lo dices como si planeáramos en secreto la destrucción del mundo.

- No puedes negarme que todos los de tu escuadrón parecen ser parte de algún grupo al margen de la ley o algo así, incluso tú, con ese mechón de cabello rojo, si no te conociera diría que eres una delincuente- la picó y tomó entre sus dedos aquel mechón de pelo que le había causado curiosidad desde que la conoció.

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