Un alma vulnerable

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Rukia lo miraba con mucha atención, esperando a que hablara. Ichigo se frotaba las manos, inquieto, delineaba con sus dedos los tatuajes que tenía en las muñecas y en el dorso de sus manos buscando disipar un poco sus nervios y el nudo que se había formado en su garganta.

-Te escucho, Ichigo, ¿Qué querías decirme? - lo alentó preocupándose a cada segundo que el pelinaranja permanecía en silencio.

-Rukia yo... - las palabras no salían de su boca, estaba empezando a exasperarse ante su propia incapacidad, así que, tomando una gran bocanada de aire, se decidió a hablar – tu ya sabes que mi padre es un shinigami ¿cierto? - comenzó con algo sencillo.

-Si... lo que no sé es cómo llegó al mundo humano... - La primera vez que Rukia vio a Isshin con el shihakusho de los shinigamis se asombró mucho, eso podía explicar el porqué de los poderes de Ichigo pero, aun asi, no lograba recordar a ningún shinigami de apellido Kurosaki, al menos, que ella hubiera conocido.

-A eso voy... - le estaba costando pronunciar aquellas palabras, tal vez porque no quería llegar a "ese" punto de la historia en concreto – te voy a contar como se conocieron mis padres, asi sabrás la razón de por qué soy el objetivo de los Quincys – dijo con una mano en la nuca.

Rukia no dijo nada, lo observó con cuidado, notando lo incómodo que estaba en ese momento.

-Hace años a mi padre se le encomendó una misión en el mundo humano, tenía que investigar algunos asesinatos que habían ocurrido en la zona, incluido el de un shinigami... - comenzó a relatar evitando mirarla a los ojos – cuando llegó a la ciudad... - un ruido proveniente del pasillo lo hizo sobresaltarse, dejando ver cuan tenso estaba en realidad.

Al darse cuenta de esto, Rukia pensó que deberían hablar en otro lugar.

- ¿Quieres que vayamos a mi casa?... podemos hablar mejor allí...- le sugirió, a lo el pelinaraja solo asintió algo reticente, no quería perder el impulso que ya tenía al momento de hablar, pero estaba de acuerdo en hablar en un lugar más privado.

Recorrieron todo el camino en silencio, usando shumpo no les tomó mucho tiempo llegar. En un acuerdo tácito ambos se dirigieron a la habitación de Rukia, donde nadie podía molestarlos. Al entrar, Rukia se sentó en su futón mientras que Ichigo se sentaba en el tatami sin darle demasiada importancia.

- ¿Y bien...? - habló Rukia luego de unos segundos de silencio - ¿Qué ocurrió cuando Isshin-san llegó al mundo humano?

-Mi padre se encontró con uno de los experimentos de Aizen... - Rukia abrió aún más los ojos con sorpresa – Era algún tipo de Vastolorde incompleto... Aizen quería probar su poder al enfrentarlo con un... shinigami – estuvo a punto de decir "capitán" pero eso solo haría que Rukia supiese quien era su padre, y allí se complicaría todo – incluso hirió a mi padre con tal de prolongar un poco su juego... cuando ese monstruo estaba a punto de matarlo fue salvado por una mujer... una Quincy-se corrigió - esa Quincy era mi madre... - soltó, viendo como la expresión de Rukia cambiaba a una de total estupefacción.

- ¡¿Q-Que?!- exclamó. Ichigo le dio un momento para digerir eso antes de seguir con la historia - ¿Una Quincy? ¿Cómo es eso posible?

-Al parecer estaba bajo la protección de los Isshida, era la única sobreviviente de la familia Kurosaki y una de los pocos Quincys puros que quedaban con vida, por ello la habían comprometido con el padre de Isshida, Ryuken – le relataba despacio, intentando recordar todos los detalles que pudiera.

- ¿De la familia Kurosaki? - preguntó confundida - ¿quieres decir que tu apellido no es el de tu padre?

La mirada de Ichigo se ensombreció y tragó saliva sonoramente.

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