Pesadillas y confesiones

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En la oscuridad de su habitación, Rukia comenzaba a entender lo que Shizue le había mostrado, su cabeza aun daba vueltas y sentía como surgían muchos sentimientos que no sabía cómo manejar; miedo, decepción, incertidumbre, estupefacción... con todo eso en su mente no podía descansar. Una parte de ella se negaba a aceptar que todo aquello fuese verdad, pero en el fondo, su parte más razonable la convencía de lo contrario, que su amiga fuera en realidad una traidora podría explicar muchas cosas, entre ellas el comportamiento de Renji desde que Shizue había sido dada por muerta, su odio hacia ella y su reticencia de darle alguna explicación.

-Él lo sabía todo...- susurró para sí misma- lo supo todo este tiempo y aun así no me dijo absolutamente nada...

Sentía como si le hubieran arrancado la venda de los ojos, Shizue los había utilizado para lograr su objetivo de vengarse del Gotei por lo que le ocurrió a su familia.

-Ella te odia- susurró una voz.

- ¿Quién anda allí? - preguntó poniéndose en guardia, al levantarse del futón tan rápido se mareó un poco.

-No significaste nada para ella... te utilizó- seguía diciendo aquella voz, por un segundo llegó a pensar que estaba en su cabeza, pero ahora la podía oír viniendo del jardín que quedaba fuera de su habitación.

Salió a investigar sin dudarlo dos veces, la noche ya había caído sobre el seireitei y la luz de la luna se reflejaba en el pequeño estanque del jardín, pero era opacada por las nubes grises que anunciaban una tormenta

-Nunca te verá como una hermana real- la voz se escuchaba por todas partes, como si la estuviera rodeando por completo, su cuerpo empezaba a pesar y no podía pensar con claridad, las palabras dichas por aquella voz desconocida se filtraban por sus pensamientos y ocupaban toda su mente.

- ¿Quién eres? - volvió a preguntar mientras se abría paso entre los árboles, se estaba empezando a sentir pesada y confundida, incapaz de formular un pensamiento coherente, solo podía pensar en aquella voz que empezaba a causar una gran sensación de inseguridad en su cuerpo.

-Kuchiki...- esa voz era inconfundible- ¿Por qué lo hiciste?

-Kaien-dono...-susurró, tuvo que obligarse a convencerse de que no era él, ya muchas veces habían querido manipularla usándolo a él como arma, pero esta vez no lo iba a permitir- esto no es real- dijo convencida asegurándose que lo que fuera que estaba asechándola la escuchara.

- ¡KUCHIKI! - un grito distorsionado de la voz de su exteniente se oyó mientras una silueta se abalanzó hacia ella, sin pensárselo dos veces desenvainó su zampakuto y de una estocada atravesó aquella figura.

-No eres real- repitió Rukia con los ojos cerrados, sabía qué iba a ver si los abría, podía sentir cómo las gotas de lluvia empezaban a caer sobre su cuerpo. No quería ver, si bien había superado aquel episodio, no era grato volver a ver la muerte de su antiguo teniente- Esto es una ilusión, ya no funcionará.

-Ru...kia...- aquel cambio la hizo abrir los ojos de golpe- ¿por... que? - balbuceó escupiendo sangre aquel muchacho moribundo.

- ¿I-Ichigo?- su corazón se paralizó, no se esperaba para nada que aquello sucediera, no estaba preparada para enfrentarlo, podía sentir la sangre tibia resbalando por sus manos y a Ichigo intentando hablar solo consiguiendo ahogarse con su propia sangre. No podía moverse, por unos cuantos segundos se olvidó que aquello podría ser una ilusión, segundos en los que pudo sentir cómo la vida de su preciado nakama se escapaba de sus manos.

- ¡Esto no es real, no lo es! - repetía una y otra vez aferrándose al cuerpo sin vida de Ichigo como si su vida dependiera de ello intentando que sus manos dejaran de temblar y que las lágrimas se detuvieran.

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