Una misión inconclusa

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Horas antes

-¡MALDITOS SHINIGAMIS!- Gritó fúrico Takeo arrojando violentamente la silla de su escritorio contra una pared, el portal acababa de cerrarse a sus espaldas, y todos sabían muy bien quienes eran los responsables- ¡Me las van a pagar!, ¡esta vez me aseguraré de asesinarlos!

- Takeo-sama, por favor, trate de calmarse- habló Jun.

- ¿Quieres que me calme? ¡¿Eso quieres?!- cada vez su voz sonaba más enojada, si no conseguían que se calmara todo acabaría en un desastre.

- Tarde o temprano les llegará su momento- intentó calmarlo Iwao, si bien Takeo siempre parecía sonriente, también se enojaba con mucha facilidad, sus emociones eran demasiado volubles, debían andar con cuidado cuando se trataba de lidiar con él.

- No se nos van a escapar la próxima vez- se unió Arata a la conversación.

El peliazul inhaló y exhaló profundamente, intentando recuperar la compostura, después se pasó una mano por el cabello que se había desordenado en su breve momento de descontrol y lo volvió a dejar tan cuidadosamente acomodado como siempre.

-Tienen razón...- dijo ya más calmado- su momento llegará, y cuando eso ocurra, seré yo el que los mande al infierno- volvía a sonreír, pero esta vez su sonrisa no reflejaba satisfacción ni burla, ahora solo reflejaba la sed de sangre que empezaba a apoderarse de él, y no cualquier sangre, la sangre de los dos shinigamis que habían logrado sobrevivir a su ira.

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Salió al pasillo por órdenes de su padre, allí lo esperaban Toshiro y sus hermanas, que lo miraban interrogantes.

-¿Qué sucedió allí dentro?- le preguntó Karin

- Oni-chan ¿está todo bien?- Yuzu parecía preocupada

- A mí también me gustaría saberlo...- respondió más para sí mismo que para ellas.

- Yamamoto-Sotaicho tendrá cosas que hablar con Urahara y con Kurosaki-san, será mejor que nos vayamos de aquí, ellos nos buscaran mañana- dijo e peliblanco.

- ¿Irnos? ¿A dónde?- le cuestionó Karin.

- Pueden quedarse en las dependencias de mi escuadrón, eso sí quedaron en pie después del ataque.

- Espera, ¿Qué?- lo interrumpió Ichigo.

- ¿Tienes algún problema?

- Pues sí, algunos- cruzó los brazos y frunció el ceño, no le parecía una buena idea que sus hermanas se alejaran de él, si habían sido atacadas por el tal Takeo, tenía que asegurarse de que estuvieran a salvo.

- ¿Acaso piensas llevarlas contigo a la mansión Kuchiki?, Ambos sabemos que al capitán Kuchiki no le agradaría la idea.

- Vamos Ichi-nii, estaremos bien, no tienes por qué preocuparte- intentó convencerlo Karin.

- Así es Oni-chan, además Toshiro-kun nos haría un gran favor- secundó Yuzu.

-¿Toshiro-kun?- pensó para sí el Kurosaki, ese enano de pelo blanco parecía ser muy cercano a sus hermanas y, por alguna razón eso lo molestaba un poco pero, a pesar de eso, sabía que el capitán las protegería de ser necesario, así que sin más opción terminó por aceptar.

- Bien, pero las acompañaré hasta el escuadrón

- Lo que quieras- respondió secamente el peliblanco, con su estoica expresión en el rostro.

Yuzu en cambió esbozó una gran sonrisa, había extrañado a Ichigo tanto como su hermana, la diferencia era que ella siempre fue más sentimental que la futbolista.

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