Bajo la escalera corriendo cuando noto que no hay nadie en el living, paso corriendo hasta la puerta que da al patio trasero y grito.
—¡Voy a salir! —cierro la puerta tras de mí, sin esperar respuesta de Eric.
Corro rápido con la patineta bajo mi brazo, no quiero que Eric la vea y comience a decir cosas.
Solo cuando veo el auto esperándome bajo la velocidad, intento calmar mi respiración agitada.
Me subo saludando al chofer y buscando mi celular.
Veo la hora, aún queda tiempo para juntarme con Ian, estoy nerviosa, como cada vez que lo veo.
Me bajo del auto fuera de mi departamento, camino metiendo la mano a mi bolsillo para encontrar la llave.
Subo por la escalera, entro en el departamento y enseguida me siento muy feliz. Es como estar en mi rinconcito privado en el mundo.
Me quito los zapatos mientras abro mi bolso y comienzo a sacar la ropa que traje, poco a poco espero ir adecuando este lugar, para quedarme aquí por lo menos un par de veces a la semana.
Aún no sé qué le diré a Eric cuando me pregunte donde me quedo, pero ya se me ocurrirá algo.
Me agacho para ponerme unas zapatillas que destinaré a patinar. Por lo que he leído en internet, las zapatillas se rompen rápido por la lija que tiene el skate.
Me observo al espejo que hay en la pared, tomo mi skate, mi mochila y salgo del departamento.
Bajo las escaleras, salgo del edificio y comienzo a caminar por las calles. Me pongo los audífonos y no pienso en nada más que en lo feliz que me sentiré en un momento más por compartir con Ian y sus amigos.
Demoro aproximadamente veinte minutos entre el departamento y el parque, y la verdad es que el camino hasta acá se me hizo corto. Pasar por el lado de las personas amontonadas en las tiendas, no fue tan malo como pensé.
Entro en el parque, subo mis manos para acomodar mi cabello y camino al lugar donde Ian se junta con sus amigos. Pero ellos no están, mi vista baja al piso, donde Ian está sentado sobre su skate, él tiene sus manos a los costados y su cabeza levantada, él mira al cielo. Yo lo observo de perfil, se ve tan concentrado, tan en paz, que casi me da pena desconcentrarlo.
Camino despacio hasta él, mueve sus ojos cuando me ve. Noto como una sonrisa se dibuja en su rostro y automáticamente sus ojos se achican un poco.
—Llegaste —endereza su cabeza y la gira para verme. Yo dejo mi skate en el piso y me siento a su lado— ¿no es hermoso el cielo? —cuestiona volviendo a elevar su rostro.
—Lo es —hago lo mismo que él, sobre el cielo se ven un par de nubes.
—Es algo infinito, él no tiene miedo a cambiar, porque él cambia todos los días, pero en el fondo todos sabemos que siempre volverá a ser azul.
Muevo mi cabeza y observo a Ian, él habla mientras observa el cielo. Me quedo en silencio sin saber que decirle.
—Me gustaría ser así, no tener miedos, saber que jamás cambiaré y que al final del día solo seguiré siendo yo —suspira terminando de hablar.
—Todos tenemos miedo —me atrevo a decir— y todos cambiamos, a veces sin notarlo, a veces porque queremos, pero lo importante, es que nunca te olvides tú de quién eres —Ian gira su rostro y me observa, sonríe un poco mientras estira su mano, veo como lentamente se acerca a mi rostro. Trago saliva nerviosa, esperando que su mano rose mi piel, cuando lo hace cierro los ojos. Sentir su tacto es algo muy especial—¿tú no quieres cambiar? —cuestiono.
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Aby
Teen FictionGabriela miente. Aby ama. Gabriela llora. Aby ríe. Gabriela es ella, pero Aby también. *** Queda estrictamente prohibido el plagio de Aby, por favor si ven algo extraño avisar. Obra registrada bajo el código 2109149248293 ¡Todos los derechos de a...