Empleo

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Observo como el papel sale de la impresora, mis ojos pasan por el señor de pelo cano que también espera las hojas. Luego observo el pequeño lugar donde estamos. Él se gira y me entrega las hojas, yo le pago y salgo del lugar.

Afuera el día está nublado, hace un poco de frio y siento que en cualquier momento comienza a llover.

Presiono las hojas contra mi cuerpo para caminar más rápido, entro a un local que tiene un letrero de "se busca empleado" dejo mi CV y salgo, ellos dicen que me llamarán cualquier cosa.

No sé cuántas veces he oído eso estos últimos días. Llevo exactamente cuatro días buscando trabajo, no es tan fácil como pensé que sería, y es que en la tienda donde trabajaba ya llevaba bastante tiempo, y me sentía cómodo en el lugar.

Sigo caminando, observando todos los locales en los que pueda encontrar trabajo. Paso a cada uno de ellos y en todos me dicen lo mismo "nosotros te llamaremos".

Meto las manos a mis bolsillos cuando entrego el último en una cafetería. Luego me giro para volver a casa.

Hace exactamente cinco días mamá se fue; Ella y Andy tomaron el autobús y simplemente se fueron de la ciudad. Mamá por fin pudo dar el paso que yo esperé desde pequeño.

Siempre le pregunté porqué no lo hacía, más aún cuando supe que ella estaba embarazada producto de la violación que sufrió en manos de mi padre. Pero ella siempre decía que ese era nuestro hogar, que era ahí donde pertenecíamos, y que no podíamos simplemente irnos, mucho menos ella estando embarazada.

La comprendía, o intentaba hacerlo. Siempre fui un buen hijo con ella, y ella me enseñó todos los valores que tengo como persona. Ella me enseñó a respetar a todas las personas por igual, a no mirar a nadie mal y a siempre tenderle una mano a quién la necesita.

—¿Por qué no intentas hacer amigos? —me dijo un día, mientras yo observaba por la ventana como los demás niños de mi población jugaban entre ellos. Los niños corrían, sonreían y hacían amigos.

Cosa que yo jamás había logrado hacer. Lo había intentado un par de veces, muchas más de las que se pueden contar con los dedos de las manos, pero ellos siempre me miraban mal, o me rechazaban porque no sabía lo que jugaban.

—Lo he intentado, mamá —pasé mi vista de la ventana hasta donde se encontraba mi madre, ella tenía mucho maquillaje en el rostro para que no se le notara la golpiza que papá le había dado la noche anterior. Ella pasó sus ojos verdes por los míos del mismo color.

—Lo sé, cielo —se acercó a mí y pasó una mano por mi rostro— pero la vida se trata de seguir insistiendo hasta que las cosas resulten —ella elevó un poco mi rostro— es difícil que todo salga bien al primer intento, si no, jamás tendríamos aprendizajes.

—¿Dices que debo volver a ir con ellos y que ahora si me aceptarán? —volví mi vista a la calle.

—Digo que, si no te resultó con ellos, puedes intentarlo con otros niños —ella se volvió a la ventana igual que yo— la vida es un constante fallo y error, hasta lograr encontrar el equilibrio adecuado, en el cual te sientas cómodo.

—¿Tú te sientes cómoda con papá? —pregunté sin comprender muy bien porqué ella y yo seguíamos ahí— por eso seguimos aquí, ¿verdad?

—Puede ser que me haya acostumbrado a esta vida, y quizás por eso seguimos aquí. Quizás algún día logremos irnos, y brillar lejos de aquí —mi madre se giró para salir de la habitación.

—Pero mamá —ella volvió a verme— ¿no encuentras que este lugar es muy oscuro? aquí jamás podremos brillar como quisiéramos.

—Si miras con el corazón, hasta el lugar más oscuro puede brillar —me dio una media sonrisa y salió de mi habitación.

AbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora