Ian

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Me levanto del lugar y camino con las manos en la cabeza. Siento como todo gira cuando los recuerdos me bombardean, los nueve meses que olvidé aparecen frente a mí como un torbellino de emociones.

Ian besándome.

Ian conteniéndome.

Ian haciéndome sonreír.

Ian haciéndome feliz.

Ian tomando mi mano.

Ian abrazándome.

—Te recuerdo —susurro mirándolo— te recuerdo, Ian.

Él se queda quieto mirándome, como no creyendo lo que le estoy diciendo.

Miles de imágenes y frases pasan por mi mente.

Mi nombre es Ian.

Eres todo un misterio.

Quiero engañar un poco al destino y dejarlo en tus manos.

No te disculpes por mostrar tus sentimientos.

Tú también me gustas.

Me siento mucho mejor, desde que sé que existes.

Te quiero, Aby.

Las frases, los momentos, los lugares, los sentimientos y emociones se agolpan en mi mente. Es tanto que llego a sentirme mareada por un momento. Noto como siguen llegando a mí, como si alguien hubiese abierto la puerta de mi cerebro que no quería abrir, esa que estaba trancada y cerrada con llave.

Esas cosas que tanto quería recordar pasan ahora por mi mente, y me siento fatal. Vuelvo a sentirme miserable, vuelvo a ver a Ian enamorado y a mi mintiéndole. Me vuelvo a ver feliz a su lado, amándolo como jamás amé.

Cierro los ojos y dejo que todos los recuerdos se acomoden en mi mente, que se queden conmigo para siempre.

Estaré para ti, tanto para reír como para llorar.

Siempre serás mi amiga.

Eres una diosa.

Te traje algo... es mi banda favorita.

¡Esa es mi chica!

Eres demasiado especial para mí como para perderte por una estupidez como esta.

Haremos una lista.

Jamás me he enamorado.

Jamás me han roto el corazón.

¡Ganaré ese oso de peluche para ti!

¿Puedo abrazarte?

Me enamoré de ti, Ian.

Nunca más dudes de esa manera de mí, porque yo jamás te mentiré.

Te amo.

Ese no es mi nombre.

Abro los ojos cuando el último día que vi a Ian aparece ante mí, ese día que caí de la patineta, ese día que vi la desilusión en sus ojos, ese día que había decido decirle la verdad.

—Te recuerdo —repito— recuerdo a tus amigos, recuerdo el parque, la fiesta en la playa, la feria, la casa de tu abuela, la alegría que me generabas, y el dolor que me provocaba mentirte —él simplemente me sigue observando— ahora lo recuerdo todo.

—¿Lo recuerdas? —pregunta— ¿recuerdas todos los meses de mentiras? —su voz suena molesta. Yo asiento— entonces explícame, Gabriela, explícame porqué me mentiste —me observa fijo.

AbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora