Realidad

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Elevo la cabeza, miro a todos lados y vuelvo a observar al piso. Muevo un poco mis pies mientras el frio viento que se ha levantado mueve un poco mi cabello.

Elevo una mano y lo peino, sigo moviendo mis pies, me siento nervioso, ha pasado un largo tiempo, no sé cuánto exactamente ya que me he quedado solo, sentado en la escalera del hospital

A veces veo personas entrar corriendo, algunas se quejan, otras simplemente vienen hacerle compañía, y otras son trabajadores del lugar.

Mi mente se siente cansada, en shock de todo lo que ha pasado en estas últimas horas. Casi me siento como si todo fuera un sueño y en cualquier momento voy a despertar con Aby a mi lado. Ella se va a levantar de la cama, va a tomar un vinilo en sus manos y pondrá música. La música sonará por todo el pequeño departamento y bailaremos, solo lo haremos como dos personas felices y enamoradas. Luego recuerdo que eso es sólo parte del pasado.

Pero quiero creer que podremos arreglar esto, ella me quería decir la verdad, ella quería contarme todo, pero jamás tuvo tiempo de hacerlo, o al menos es lo que me digo a cada instante, me repito mentalmente que Aby quería decírmelo, que se sentía mal engañándome de esta forma, no quiero pensar que ella lo disfrutaba.

Que ella, aun sabiendo lo malditamente enamorado que estaba, seguía haciéndolo como si nada. Como si yo no necesitara saber quién era realmente, ni con quién estaba saliendo hace meses.

Meses...

Meses han pasado desde que nos conocimos, meses desde que me propuse enamorarla, siempre que ella lo quisiera, y era claro que lo quería. Ella me daba señales, a veces pequeñas, pero fui muy paciente. Incluso cuando tenía sus crisis y lloraba mucho. Yo solo estaba para ella, aun sabiendo que no me diría porqué se sentía así.

—Eres muy bueno con las personas —me dijo una vez John, una de las tantas veces en las que me quedé en su casa— ¿por qué le cuentas tus cosas si apenas la conoces? deberías aprender a cerrarte un poco, a no contarle a cualquiera tus cosas —terminó de decir, pero Aby no era cualquier persona.

Días anteriores de ese día yo había hablado con Aby en el parque, ella me había preguntado por mi familia y yo simplemente le conté, lo hice porque aun sin conocerla del todo, confiaba en ella. Y como no hacerlo, ella era una mujer tan ausente, sus ojos demostraban todo el dolor que llevaba en el alma, aun cuando sus labios sonreían, y eso, me hacía confiar en ella. Eso me hacía pensar que me comprendía, que ella sabía lo que era el dolor.

Pero quizás John tenía razón, y yo debería dejar de confiar en las personas como si todos fueran igual conmigo. Aunque jamás confié tanto en nadie como lo hice con ella. Incluso con John me costó mucho confiar.

Vuelvo a la realidad cuando siento a alguien sentarse a mi lado, giro mi rostro y veo a Melanie, la que hasta hace un par de horas era amiga de Aby, y ahora es su cuñada.

Ella me observa, en silencio, sin decir nada. Yo giro mi rostro y dejo que mis ojos se pierdan en el horizonte de la ciudad.

—No sé que pasó entre ustedes, sólo sé que anoche la vi muy mal, ella lloraba como hace años no lo hacía, o como hace años no la veía hacerlo —comienza hablar— no sé porqué te mintió a ti y a nosotros. Intento comprenderlo, ponerme en sus zapatos, pero no lo comprendo. Varias veces le pregunté si estaba enamorada cuando la sentía suspirar a mi lado de camino al instituto. Pero no fue hasta anoche que me lo confirmó —me giro a verla— anoche ella entre sollozos dijo que estaba enamorada, que su nombre era Ian. Dijo que esa persona la amaba, y que ella lo amaba a él. Entonces no comprendo, ¿por qué te mintió? —ella pasa su vista por mi rostro.

Paso mi vista por Melanie, luego me giro.

—Creo que tenemos la misma duda —respondo en un tono frio, neutro, casi como si mi voz saliera por inercia.

AbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora