Equilibrio

93 8 2
                                    

Cuatro meses han pasado desde que tuve ese accidente que me dejó sin recuerdos de Chicago. Hace tres meses salí de la clínica, y estoy en casa con Eric, Mel y Susi. Me siento bien estando aquí.

Ellos se han preocupado mucho por mí. Me han ido comentando todo lo que hacía en Chicago, y me da algo de tristeza el saber que mi vida siguió tal cual era en Nueva York.

Cuando le pregunté a Eric como eran mis días aquí, él dudó si contarme, pero el doctor le dijo que debían decirme las cosas, poco a poco, para no sobrecargar mi cerebro.

—Hermano —me acerco a Eric, él está en el patio, este fin de semana tiene libre, por lo que se quedó en casa con nosotras. Melanie con Susi también están aquí.

—Dime —Eric eleva la vista e impacta con la mía, pasa sus ojos por mi rostro esperando que hable.

—Me preguntaba si podías contarme que hacía diariamente —me siento a su lado, él tiene los pies en el agua de la piscina.

Se gira un poco observando el agua y respirando hondo.

—Tú dabas clases en el instituto de Mel —comenta.

—Eso ya lo sé —lo interrumpo— quiero saber si hacía algo más —inspecciono su rostro cuando vuelve a observarme.

—Te levantabas, ibas a dar clases al instituto y por las tardes volvías con Mel. A veces ibas a verme jugar, pero eso era muy poco —se encoje de hombros.

—¿Ósea que no hacía nada más? —no puedo creer que me haya pasado nueve meses de mi vida sin hacer nada más que solo dar clases y volver a casa.

—Nada —se vuelve a girar.

Yo me quedo en silencio.

—¿Jamás salí en esta ciudad? —vuelvo a preguntar.

—Creo que un par de veces ibas a recorrer, pero casi siempre estabas acá —se levanta del lado de la piscina cuando ve que Susi viene corriendo.

Él la toma en brazos y la hace girar.

Me levanto de la cama dejando que los recuerdos de ese día se vayan. Aun sigo sin creer que lo único que hacía aquí era dar clases y nada más. Aunque claramente no soy sociable y no me gusta estar rodeada de personas, pensé que el llegar aquí me daría una nueva oportunidad de ser alguien diferente.

Pero al parecer me seguí sintiendo cómoda en mi zona de confort.

—¿Gaby? —escucho como Mel toca la puerta. Yo me levanto a abrir— ¿estás lista? —pregunta. Yo asiento.

—Lo estoy —Mel me observa y asiente.

—Vamos entonces —da media vuelta y camina para bajar del segundo piso.

Me giro en mi pieza, cojo mi bolso y salgo de mi habitación.

Hoy por fin podré volver a practicar ballet. Eric no me dejaba hacerlo, decía que era peligroso, y que debía esperar un par de meses antes de volver a practicar. Pero Melanie sabe lo que esto significa para mí.

El ballet es mucho más que una simple danza, el ballet es mi vida entera. Le debo todo a este arte.

Salgo de la casa y me subo al auto, Susi me mira por el retrovisor y me lanza un beso, yo sonrío a su gesto tan tierno.

Melanie da marcha al motor y salimos de la casa.

Estoy demasiado nerviosa en hacer esto. Los doctores dijeron que una de las secuelas de lo que me pasó podía ser que no tuviera buen equilibrio, y eso es una de las cosas que mas se necesita en el ballet, por lo que espero poder hacerlo. No sé que haría si tuviera que dejar de danzar.

AbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora