Mini maratón 1/3
Cierro los ojos, sigo botada en mi cama. Por la ventana observo la negra e infinita noche.
A veces mi mente viaja a mamá, ella sigue en Nueva York, pero no está sola.
Desde que papá murió mi madre estuvo sólo conmigo. Eric iba aveces hacernos compañía, pero ella poco a poco comenzó a salir nuevamente. Ella estaba conociendo a alguien, y yo me lo pasaba llorando en mi habitación, no quería que ella superara a papá tan fácil, que ella lo reemplazara por otra persona. Para mí fue casi como si ella borrara a papá de nuestras vidas.
Pero poco a poco comprendí que no era así, que ella estuvo mucho tiempo sola, sufrió bastante cuando papá murió y en realidad merece seguir su vida, ser feliz y volver a amar.
Papá fue su amor desde siempre, ellos se enamoraron de jóvenes y desde entonces estuvieron juntos. Sufrieron bastante cuando se dieron cuenta que no podían tener hijos, ambos se hicieron exámenes, y resultó que papá era infértil. Mamá lo aceptó, ella fue el apoyo incondicional de papá por años, hasta que ambos decidieron adoptarnos.
Ellos fueron los mejores padres que yo pude tener, y es por eso que mamá merece ser feliz.
Suspiro pensando en mi madre, en cómo me gustaría ir a casa y abrazarla por un instante, contarle todo, decirle que mi corazón se acelera cuando veo a Ian. Contarle que tengo un departamento solo para mí, y que me gustaría irme de casa de Eric. Me gustaría admitirle que tengo crisis nuevamente, que tuve que volver a tomar terapia y que a veces lloro sola en mi habitación. Me gustaría que sepa que Ian me hizo conocer la felicidad, decirle que a pesar de todas las mentiras que le he dicho, él me hace sentir especial.
Suspiro aún en mi cama, me pongo de pie y alcanzo mi celular cuando recuerdo que Ian no me ha escrito.
Observo su chat, ya ha pasado bastante tiempo desde que se fue, y me preocupa un poco que no me haya hablado. Últimamente conversamos hasta tarde, muchas veces tengo mucho sueño, pero me quedo despierta solo para hablar con él. Pero hoy no tengo mensaje alguno de él, y aunque lo dejé de ver hace un par de horas me preocupa, por lo que decido hacerlo yo.
—¿Todo bien? —envío, pero Ian no lo lee.
Dejo mi celular de lado y camino hasta el baño para enjuagarme la cara. Cuando vuelvo tengo una notificación de WhatsApp. Abro el mensaje de Ian.
—¿Puedes abrirme? —es una pregunta, arrugo un poco la frente, ¿acaso está aquí? Camino hasta la ventana, observo a la calle y veo a Ian, con su teléfono en mano.
—Sube —respondo, corro a ponerme calcetines, para que no note mis pies heridos.
Me pongo un poco nerviosa, ¿por qué está aquí? Menos mal no me fui a casa.
Abro la puerta para recibirlo. Él se ve horrible.
Al verme intenta sonreír, pero no lo logra. Ian estira sus brazos y me abraza, fuerte, como si al hacerlo se sintiera protegido.
—Calma —es lo único que digo cuando él comienza a sollozar, lo abrazo fuerte y hago cariño en su cabello. Pasan los minutos e Ian sigue abrazándome, respira hondo y luego me suelta.
—Perdón —dice elevando la vista, puedo ver sus ojos llorosos, él no ha llorado, pero si quiere hacerlo. Se está conteniendo.
—No te disculpes por mostrar tus sentimientos —le digo lo mismo que él me dijo aquel día que lloré por mi padre.
Ian pestañea rápido, y las lágrimas comienzan a caer y rodar por sus mejillas, elevo mis manos y las limpio de su rostro.
Tomo la mano de Ian para que pueda entrar por completo a mi departamento. Cierro la puerta cuando está dentro y sólo en ese momento noto que tiene una mejilla morada.
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Aby
Teen FictionGabriela miente. Aby ama. Gabriela llora. Aby ríe. Gabriela es ella, pero Aby también. *** Queda estrictamente prohibido el plagio de Aby, por favor si ven algo extraño avisar. Obra registrada bajo el código 2109149248293 ¡Todos los derechos de a...