Star Wars Lannister: La Historia Nunca Contada [Finalizada]

121. Final Alternativo

.Narración en Tercera Persona.

Forja Estelar - Puente de Mando

Lucio Lannister se abalanzó sobre su Maestro con un frenesí desconocido hasta entonces, tanto para él como para Xar. Los gladiadores batallaron ferozmente, las chispas saltando a cada choque de sus radiantes armas, pero pronto fue evidente que toda la ventaja era de Lannister hombre. Y la empleaba a fondo. Engancharon sus espadas en lucha cuerpo a cuerpo. Cuando Lucio empujó a su Maestro para zafarse del choque, el Señor Oscuro fue golpeado en su cabeza por una viga lanzada con la fuerza de la mano de Lucio Lannister. Tambaleándose, Xar retrocedió más pasos que nunca antes en un combate, mientras Darth Vladd le perseguía incansable. Golpe tras golpe, el pelirojo de ojos lilas, encendidos en el odio amarillo sith desde la muerte de su pareja, forzó la retirada de Darth B'eik a través del puente que cruzaba el enorme y aparentemente sin fondo pozo que conducía al corazón energético de la Forja Estelar. Cada mandoble, cada estocada de la espada de luz de Lucio, sacudían a Xar Brohell como si fueran acusaciones, gritos, fragmentos de un odio mortal.

El Maestro Sith se vio forzado a postrarse de rodillas. Alzó su mano para detener otra furiosa acometida y Lannister, de un tajo, cortó limpiamente la mano de Xar, a la altura de la muñeca. La mano, junto con trozos de carne, cables e ingenios orgánicos, cayó a un lado, resonante e inútil. El sable de luz de Xar rodó hasta los pies de su aprendiz. Lucio, le miró fijamente a la retorcida y averiada mano orgánica y, luego, a su propia y enguantada prótesis artificial izquierda. De pronto su mente le advirtió de cuán semejante a su Maestro había llegado a ser. Semejante al hombre a quien odiaba. Lucio deseaba destruir definitivamente a ese ser fruto de la Oscuridad.

Xar Brohell: Se siente bien... ¿No es así, aprendiz? —cuestionó Xar, con una risa leve— Aquí estoy, listo para que completes tu travesía por el Lado Oscuro de la Fuerza. Mátame, y el título de Señor Oscuro de los Sith, será tuyo.

Lucio: Tú... vas a pagar por lo que me hiciste. —amenazó Lucio Lannister—

Xar Brohell: Te hice un favor... pero tú jamás lo entenderás. Sin mi, hubieras sido un estúpido granjero, y la galaxia habría perdido a un gran guerrero. —le dijo el Maestro Sith— Salvaste y tomaste muchas vidas en mi nombre, tú, eres el mejor agente que he tenido, y a la vez... el mayor desperdicio de mi vida.

Lucio: ¡Deja de insultarme! —gritó el pelirojo— 

Xar Brohell: ¿O qué, Lannister? ¿Me vas a hacer "sufrir", lo que yo te hice a ti? Pobre niño tonto. ¿Aún no lo entiendes, verdad? —preguntó— Yo... no siento... nada. —confesó— Fui creado con ese propósito, y al igual que tú... yo sirvo a alguien más. Nuestra diferencia, es que yo sí se lo que me conviene al serle leal a mi creador.

Lucio: ... No, Xar. Tú eres un desperdicio... lo que yo te hice a ti, tu creador no tardará en hacértelo a ti también. —Lannister hombre apuntó su sable de luz— ¿Qué sentido tendría matarte... si al final hay un hijo de puta peor que tú?

Xar Brohell: ¿Vas a tener piedad, Lannister? Te creía inteligente, no estúpido. —le espetó el Zabrak— Vitiate estaría decepcionado de ti.

Lucio: No sería la primera vez que decepciono a alguien. Y si te soy honesto... la opinión de tu padre me interesa tanto como la tuya. Nada, porque los muertos no opinan. —Lucio alzó su sable de luz—

Xar Brohell: Bienvenido al Lado Oscuro, chico. —festejó el Zabrak—

Lucio Lannister, conocido como Darth Vladd, se encontraba de pie frente a su más grande enemigo, el hombre que lo había torturado por años y que lo había obligado a matar a su amada, Lizzy Stradlyn, en un arrebato de ira descontrolada. Ahora, los ojos de Lucio brillaban con el color amarillo del Odio Sith, mientras sostenía el sable de luz de su maestro, Xar Brohell, en su mano. Desde que Lizzy murió a manos de Xar, Lucio había soñado con este momento. Había superado innumerables pruebas y desafíos para llegar aquí, al punto donde finalmente tendría la oportunidad de hacer justicia y vengarse de su maestro. Pero ahora, frente a él, Lucio se sentía indeciso. ¿Era realmente el camino correcto? ¿Era esto lo que Lizzy hubiera querido para él?