Capitulo Veinticuatro

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Estaba esperando en aquella sala de espera para recibir las indicaciones de la doctora para poder irse a su casa nuevamente.

Odiaba el olor a fármacos.

Mas que eso, odiaba el hecho de que Jennie no la dejase explicarse... por que de ser así, no le hubiera golpeado.

Pero a fin de cuenta, los hubiera no existían.

Luego de algunos minutos mas, escucho por las bocinas de aquel salón su nombre y se dirigió al consultorio.

- LeeHi... No esperaba que regresaras - Dijo la doctora mientras se acomodaba en su asiento y la miraba con sorna.- Al menos las otras no se habían atrevido a tanto.

Ella suspiro. - Entonces ellas no la amaban lo necesario.

- ¿Y tu si?.- Irene frunció el ceño -En el peor de los casos, si la amaras no importaba en realidad... porque a fin de cuenta siempre serás la otras. Nada mas.

-E-Eso... 

-Créeme, chica. Conozco a Kim como la palma de mi mano. Y jamás dejara a su esposa por una puta a la cual puede desechar y cambiar con solo chasquear sus dedos. -La licenciada se levanto y le enseño unos papeles que habían estado anteriormente en el estante del cuarto. - Todas las putas que desecha y a las cuales les deja una marca están en este folder, y no son solo cuatro. Así que, yo que tu me retiraría ahora que ella te lo esta gritando... Porque después puede ser demasiado tarde.

Luego de esa charla, tomo sus medicamentos y se dirigió inmediatamente a su apartamento.

Estaba cansada, demasiado.

No entendía porque las cosas se habían complicado tanto en tan poco tiempo. Si todo lo tenia controlado.

Jennie debía escucharla y así podría tenerla nuevamente en su habitación brindándole amor. Como debería ser.

Después de un tiempo aparco su coche en el estacionamiento y se dirigió a su departamento.

Antes de siquiera llegar al ascensor, el llamado del conserje del condómino la detuvo abruptamente.

- Sra, recientemente han entregado este sobre para usted

-¿Sobre? No espero nada que yo sepa- Dijo ella 

- En el pie del empaque dice su dirección y información concreta de su persona. El sujeto que lo dejo dijo que debía ser entregado también a usted.

Aun con la duda, recibió el paquete y lo mezclo junto con los documentos que se le habían entregado en la clínica. 

-¿Donde estabas?

Recién había entrado a su apartamento y su amiga ya estaba inundándola con preguntas.

- En el medico, mamá

Suhyun gruño- A estas alturas aun tienes ánimos para reírte. Por dios LeeHi, si yo del pasado me digiera que terminarías así definitivamente me le hubiera reído en la cara. - Sarcásticamente comento. Pero Leehi no le daba la cara. - Hasta cuando vas a seguir jugando a ser la zorra de Kim, cuando dejaras de rodearle las faldas como si fueras su perra personal. Joder que tan bajo puedes caer.

Y ese era el regaño de siempre.

Todos, sus conocidos, sus familiares, todos habían notado lo ruin y asquerosa que era su vida desde que comenzó hacer el papel de una zorra solo para que Jennie Kim la tomara en serio.

Si, paso de ser la chica joven con metas y futuro, a ser la adicta al sexo.

Logro salirse con la suya al conseguir que grandes personas se acostaran con ella, creando así una gran reputación en cuanto a su personalidad en la cama para que Jennie Kim, quien en aquel entonces no sabia de su existencia tuviera curiosidad sobre ella y deseara poder experimentar de lo buena que era ella en la cama, como se le había dicho.

ENGAÑO - JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora