Capítulo 9

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Afrodita

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Afrodita

Despierto de mi cama y lo primero que se cruza en mi mente es que...

El dolor. Los malos pensamientos y la desesperación por querer tener todo bajo control han desaparecido.

Querer que todo fluya de una manera tan pacífica y tranquila sin preocupación y ataduras sería una excelente elección en este momento.

Agradezco a la melodía con la que despierto. "es una de mis canciones favoritas del momento por los siglos de los siglos»

Cómo puedo me siento en la orilla de la cama para colocarme mis pantuflas. Quedándome como tonta, viendo a la nada durante unos minutos.

La pesadez me llega. El dolor de los tacones gracias a las ampollas que provocó no se hace esperar.

La oleada del gran dolor de cabeza por no haber dormido lo suficiente, le podría echar la culpa a los escasos tragos que pudiera a ver tomado, pero estuve sobria en todo momento, no quiero retroceder con el alcohol y mucho menos con el tabaco que calmaba en repentinas ocasiones mi ansiedad hacia los alucinógenos.

Comprobé una cosa y es que si me lo propongo puedo divertirme sin alcoholizarme y no está mal en lo absoluto, pero tengo miedo de recaer en lo que era antes y hasta que no esté lista no lo haré.

Me late la cabeza, me duelen las caderas, los pies. Cada pequeña parte de mi me duele como si me hubiera aplastado algo, pero bien que le puedo pedir si tuve una de las mejores noches en la vida.

Tomo mi móvil y checo la hora y son las 6 de la mañana. «¡Rayos! Pero que temprano es»

Quiero llorar por lo adolorida que me siento y porque es muy temprano, solo quiero dormirme en esta cama con sabanas suaves y calientes.

Me dejo envolver nuevamente en estas, pero me atropellan los recuerdos de hace unas horas.

Mis hormonas se dispararon en un santiamén, las ganas de tener a Luca en la cama me absorben por alguna extraña razón. Hace unas horas fue...

¿Qué sentí? Luca con un solo beso logra que cada parte de mi se acalore y enloquezca por el torbellino que me provoca en el estómago.

Una necesidad para que nuestras bocas dancen al compás de una melodía es como si fuéramos el uno para el otro, que nuestras bocas están hechas para no ser separadas, que nuestros cuerpos son imanes que se atraen en todo momento en busca de esa conexión tan esperada.

Siento como si cada pensamiento obsceno que me recorre fuera suyo, que es lo que quiero, que quiero que haga y lo hace a la perfección.

Sus pupilas dilatadas me dan a entender que esta igual o peor que yo, el brillo de sus ojos color miel me hace enloquecer, sus ojos parecen ser mi delirio. Un simple calmante o alguna de mis estúpidas drogas para mi sistema.

Busco Un Giro Interesante [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora