Era un día común y corriente para Astrid, mas esperaba a un par de amigos que se suponía la iban a visitar el día de hoy -Mira, mister buttercup. Te dije que se iban a secar las coronas- Dijo mientras miraba a su conejo y tenía a uno de sus tantos gatos en sus piernas -Si se llegan a enojar, tienes mi permiso de arañar a ese par, jyan jyan- Decía enojada a su gato, el cual siempre le hace compañía en casa mientras lo acariciaba levemente. Otro gato se le acercó y se frotó en ella -Tienes razón, Chu. No contarán con mi astucia- Habló con el pecho inflado y una sonrisa victoriosa en el rostro. Lentamente se fue levantando a la vez que bajaba al gato de sus piernas para así poder salirse, pero uno de sus nuevos felinos se subió a su hombro y se acostó ahí -¿Me vas a acompañar? Voy a buscar flores- Le explicaba aun sabiendo que no le iban a responder. El gato solamente se puso a ronronear -¿Puedes ser más lindo?- Preguntó mientras se tapaba la boca con una mano. Las actitudes de los animales le daban mucha ternura.
Ahí estaba Anneliese. Tranquilamente empezó a arrancar unas cuantas flores mientras formaba una trenza con estas, en ese tiempo su gato se puso a correr y saltar por todos lados a la vez que jugaba con insectos que por ahí volaban. Estaba realmente concentrada trenzando la segunda corona en tanto que la otra la mantenía en su brazo y las secas en su cabeza. Su mente se había perdido, se sentía dormida, cómo si los movimientos que hacían fueran involuntarios y su cabeza la tuviera en modo automático a la vez que su mirada se perdía en sus manos entrelazaban los tallos. Sin embargo una voz conocida la saco de sus pensamientos -Estrellita, volvimos- Habló un joven de entre quince a dieciséis años. Ante esto ella alzó su mirada y se encontró a un rubio de trenzas y a otro rubio con un bollo mal hecho. Rápidamente se levantó y los fue a saludar más de cerca -Hola ¿Como han estado?- Preguntó mientras una sonrisa aparecía de a poco en su rostro -Bien ¿Y tú?- Respondió alegremente el mayor mientras desordenada un poco el pelo de la fémina -¡Muy bien! Les estaba haciendo unas coronas de flores, pero me falta una- Explicaba mientas alzaba su brazo y su mano para mostrar lo que tenías hecho -Supongo que la que ya está hecha es para mí ¿No?- Cuestionó el menor mientras se apuntaba a si mismo con una sonrisa burlona hacia su hermano -Es para mí, porque tú no querías venir- Ya lo habían expuesto -¡No seas mentiroso!- Exclamó mientras miraba con enojo a su hermano. Querían venir, pero estaba demasiado ocupado, según él -Pobre de mi pequeña estrellita ¿Como crees que se siente después de saber que su amigo no quiso venir a verla?- Hablaba mientras sobre exageraba su habla y abrazaba a la menor quien seguía con ambas cosas extendidas -¡Si quería venir a verla, solamente estaba ocupado!- Ululó mientras que apuntaba a quien abrazaba a su amiga -No te preocupes estrella, tu amigo Ran te protegerá de este idiota- Dijo mientras apartaba a la joven de su hermano -¿Protegerme de que?- Preguntó mientras se separaba de los brazos que la aprisionaban -¿No es obvio, estrellita? De sus malas vibras, eres muy pequeña para enojarte como se enoja él- Dijo mientras le acariciaba levemente el pelo de Astrid. Esto molesto aún más a Rin, provocando así que le llegará un golpe en la cabeza por parte de su hermano.
Luego de que terminaran de pelear, se acostaron en medio de todas el pasto y flores mientras que la muchacha terminaba de hacer sus coronas. Ambos hermanos miraban el cielo pensando en cualquier estupidez que se les venga a la mente -¿Como es que eres tan alta?- Preguntó de la nada Rindo mientras seguía con su vista pegada en el cielo -Creo que porque mi mamá era alta y el viejo también lo es- Dijo mirándolo, podía trenzar los tallos aún sin verlos -Es que es raro. Normalmente las mujeres son pequeñas y tú nos estás dejando a nosotros pequeños a pesar que eres mucho menor- Dijo moviendo sus manos para explicar y luego dejando caer sus brazos al césped -Quien sabe el porqué ¿A ti te gusta ser alta?- Le cuestionó Ran a la fémina mientras movía su cabeza a un costado para mirarla -Si, me gusta mucho- Dijo con una sonrisa leve en su rostro -¿Y porque?- Volvió a preguntar el de trenzas -Pues, así la gente me va a tener que mirar hacia arriba. Aparte si me preguntan cómo está el clima arriba les digo que está lloviendo y luego los escupo- Decía un una sonrisa plantada en la cara. Esto tomó por sorpresa al par de hermanos ¿Escupir a la gente? Eso era raro en ella, pero bien sabían que no sería capaz de hacerlo por vergüenza o pena. Ante esa respuesta lo único que hicieron fue soltar unas leves risas, realmente que esa niña los hacía felices -¡Ya están! Ran, suelta tus trenzas- Exclamó feliz mientras miraba a su amigo. Él se empezó a desarmar ambas trenzas para que su amiga hiciera lo que quisiera hacer. Una vez listas, ella se acercó a su cabeza y se colocó hincada a sus espaldas, comenzó cepillando un poco el pelo con sus manos, después daba vueltas alrededor del mayor para ver cómo le quedaba mejor la corona y finalmente se la colocó mientras la enredaba en un par de mechones de pelo -Listo- Comentó para después pasar a su hermano. El de cabellera larga para hacerse una visualización, tocó el lugar en donde estaba corona: era circular, pero el frente no había nada que lo uniera además, quedaba justo en medio de su nuca, se parecía, así, a las coronas de laurel que los Dioses ocupaban. Al mirar hacia su lado se fijó que Astrid había hecho una pequeña corona que adornaba el rededor del bollo que su hermano tenía en su cabeza, además le enterraba pequeñas flores a esa bola de pelo. Realmente se veía muy contenta haciéndolo además, su hermano no hacía nada para impedirlo -¡Listo! Se ven muy bonitos- Dijo con inocencia mientras sus ojos brillaban por su "creación de peinado" -¿En serio? Yo creo que me veo mejor que Rin- Acotó el mayor mientras se sentaba al lado de su hermano -No te creas, yo me veo mucho mejor que tú- Dijo Rindo a la vez que movía su mano y levantaba su cabeza demostrando lo bien que se veía -Ajá, claro. Yo tengo una corona de Dios griego y tú no- Empezó la pelea mientras empujaba con su mano el pelo que tenía en su hombro hacia atrás -Que corona de Dios griego. Yo tengo más flores que tú y se me ven mejor- Contraatacó con una mirada enojada. Siempre que iban a visitarla peleaban por las coronas de flores -Claro- Se burlaban Ran alargando la primera a. La muchacha simplemente los veía, era pan de cada día, pero recordó algo que les quería contar -Alguien vino- Dijo y ambos hermanos se dieron vuelta ¿Alguien vino? ¿Estaba hablando en pasado o presente? Sin saber a lo que se refería miraron a todos lados sin encontrarse con nadie, por lo que la volvieron a ver -Me refiero que había venido a verme- Explicó a lo que ambos hombres le pusieron atención a sus palabras -Dijo que según, yo era una bruja que hacía maldiciones a la gente que me escuchaba tocar el piano- Espetó mientras bajaba un poco la cabeza. La hacía sentir un poco mal que creyeran que era una bruja que hacía cosas malas, jamás tuvo la intención de dañar a alguien. Los hermanos se dieron cuenta de eso es iban a tratar de subirle el ánimo -¿Quien es? Yo lo voy a golpear ¿Como se le ocurre decir que eres una bruja?- Le contó Rin mientras se daba media vuelta para mirarla -Rindo tiene razón ¿Quien se cree?- Trataba de dar más acotaciones. Más ellos también la conocieron por una leyenda de bruja, pero jamás le dijeron.
Los hermanos haitani se habían aventurado a tan grande bosque para poder encontrar al rumor que circulaba por los pasillos y salones de su escuela -¿Realmente crees que es verdad? Eres un idiota- Dijo su hermano menor mientras que iba atrás suya -Quien es más idiota ¿El idiota o el idiota que sigue al idiota?- Preguntó en tono burlón a la vez que sonreía y seguía con su camino. Rindo se enojó, más no hizo nada y lo siguió. Ya iban caminando diez minutos y no se encontraban con nada, estaban a punto de irse, pero que escucharon un piano. Siguieron el sonido hasta que se encontraron con ella en su pianoforte, tocando en medio de tan inmenso bosque. Ella al sentir que algo sonaba a sus espaldas se dió la vuelta, encontrándose con ambos adolescente que se encontraban espectadores a la joven. Con miedo tomó su cuaderno de notas y salió corriendo sin esperar que ambos hermanos la empezarían a seguir a la misma velocidad. El terror la hizo llorar y la adrenalina la mantenía corriendo, pero sintió que todo se acabó cuando casi choca con un árbol, así deteniéndose para luego darse la vuelta y volver a su carrera, más el menor ya estaba ahí, la tenía acorralada sin dejarle escapatoria, más ella como último recurso, junto con todo el miedo y lágrimas inundando sus ojos, le dio un fuerte golpe en la mejilla que lo hizo desequilibrar y caer en el piso. Sin dudar un segundo lo tomó como una salida e iba a empezar a correr otra vez, pero el mayor de los haitani la tomó de ambas muñecas dejándola sin salida alguna. Después de todo era entendible, realmente tenía miedo y el que la estuvieran siguiendo, parando y tomando de los brazos no es muy bonito que digamos. Ambos varones quedaron en frente de ella, quien seguía llorando como Magdalena, el par solamente se miró y después la miraron a ella, en sus ojos se notaba el miedo y susto que tenía. En un "buen acto" Ran la abrazo, era lo último que podía hacer, más Rindo le decía que no le iban a hacer nada, que al verla les dio curiosidad y cosas así.
-No entiendo de qué se admiran, ustedes son peores- Dijo la menor entre tanto jugaba con el pelo de ambos -¿No nos hemos disculpado?- Preguntó con sorpresa Rindo, realmente recordaba darle una disculpa -No, no lo han hecho- Le respondió la jovencita mientras seguía peinando a Ran, al cual le estaba bajando el sueño -Lo siento- Dijo apenado. El momento en que la vió así de asustada se sintió mal, pues sabía que lo que habían hecho no era correcto. Aunque más sorprendente era que ellos se sintieran mal por lo que hicieron -¿Y ese gato es tuyo?- Preguntó Ran el cual ya estaba más despierto -Si, se llama Chu- No pudo terminar la oración, puesto a que su nuevo gato había tirado del pelo a Rindo, ya que una mariposa se había posado en una de las flores que tenía en su nuevo peinado. Los otros dos solamente se quedaron mirando, luego se miraron entre sí y empezaron a reír, pero al hermano menor no le causó nada de gracia.
-Así que se llama Chu- Preguntó Ran a su amiga -Sip- Le contestó feliz mientras que su gato se posaba en su regazo -¿Y porque Chu?- Le preguntó ahora Rindo -Porque tiene el torso de arriba de color negro y la otra mitad blanco- Dijo, más toda su atención estaba en el gato -Eso no responde mi pregunta- Y era cierto, una cosa no tenía nada que ver con la otra -Tienes un hermano que es al revés, es negro abajo y el blanco arriba. A ese le puse rro- Ahora había más sentido. Juntaron palabras y finalmente los nombres que les dieron fueron churro y rrucho, aunque el último no tenía mucho sentido, más no preguntaron más.
El día había terminado. Jugaron mucho, puesto que la menor les robaba las sudaderas y ellos la terminaban persiguiendo por todo el lugar. Como se estaba haciendo tarde decidieron despedirse y volver a verse otro día -Nos vemos estrellita- Se despidió el mayor -Hasta luego estrella- Se despidió el menor. Ella quedó confusa ¿Porque le empezaron a decir estrella o estrellita? Bueno, ahora se los iba a preguntar -Oigan- Les llamó la atención, por lo que se dieron la vuelta para mirarla -¿Porque me dicen estrella?- Les cuestionó después de mucho tiempo -¿El porque te decimos estrella? Es fácil, tu nombre, Astrid, suena como astro, y las estrellas son un astro- Vaya manera de poner apodos, pero no se quejaba, después de todo, eso hacen los amigos ¿No? -Oh, está bien. Cuídense mucho- Les dijo con una sonrisa plantada en el rostro. Los hermanos se despidieron con la mano mientras salían del bosque. Además de sus animales, eran una muy grata compañía.
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Mi gato es muy suave, pero no le gusta mucho que le hagan cariño en la guata
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𝓛𝓪 𝓫𝓻𝓾𝓳𝓪 𝔂 𝓼𝓾 𝓶ú𝓼𝓲𝓬𝓪 [𝓽𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓻𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼] Cancelada
FanficLos miembros fundadores habían escuchado sobre una historia de una tal bruja que tocaba canciones en medio de un inhóspito bosque, por lo cual querían saber si la historia realmente era cierta o no. Pero lo que no sabían era que sus vidas iban a dar...